¿No tienes nada que decir?

MarketingPersonal2Aunque casi siempre me suena a excusa, hay una justificación que se repite con mucha frecuencia para no mostrar tu valor personal y profesional. Me refiero al clásico, «Es que no tengo nada interesante que contar».

Resulta que todo el mundo quiere «tomar las riendas de su vida», «alcanzar sus sueños», «convertirse en su mejor yo» y todas esas frases buenistas y superpositivasquetecagas. Pero cuando hay que hacer algo para conseguirlo, la cosa se complica.

Es estupendo eso de desear que ocurran cosas, pero es improbable que sucedan si no pones algo de tu parte. Quizás por eso tiene tanto éxito eso de que «el universo te ayudará a conseguir lo que deseas y bla, bla, bla».

Siempre me ha parecido extraño eso de que alguien se queje de no conseguir una situación laboral mejor y al mismo tiempo reconozca que no tiene nada interesante que aportar y decir. Cuando alguien me dice que su única opción es trabajar por cuenta ajena porque no puede montárselo por su cuenta, ser autónomo, profesional independiente, emprendedor o empresario es como si dijese que su trabajo no tiene valor y que su única salida es que alguien no se dé cuenta y les pague un sueldo durante algún tiempo. Como es lógico, eso absurdo porque todos somos útiles y valiosos. Y si te falta algo por aprender, lo aprendes pero no te quejas.

Lo único que tenemos que hacer es encontrar a quienes necesiten lo que podemos ofrecer o, mejor aún, hacer lo posible para que sean ellos quienes nos localicen. De acuerdo que es más cómodo trabajar para otros y tener una nómina a fin de mes (cada vez durante menos meses), sin embargo, el futuro presente nos obliga a tener mentalidad de búsqueda constante de oportunidades. Lo que, por otra parte, es tremendamente satisfactorio.

Pero todo esto implica salir y explicar eso que nos hace relevantes a todo el mundo y especialmente a aquellos que puedan necesitarnos. Se trata de hacer visible de todas las formas posibles nuestras ideas, opiniones, consejos, errores y aprendizajes para que quede claro que somos más que una línea en un currículo.

El hecho de hablar de tu trabajo en una conversación profesional, en una conferencia, en un blog, en un vídeo, en un artículo, en un tuit o en un libro ya demuestra que tienes interés en lo que haces, que le dedicas tiempo, que eres disciplinado. Por eso hay que salir del caparazón y atreverse a hablar de «lo tuyo».

No hace falta que cuentes siempre cosas geniales. Se trata simplemente de que mantengas abiertas las líneas de comunicación y seas transparente con tus ideas y opiniones sobre tu profesión.


En este mundo dospuntocero parece que eso de ser visible, conocido o «influencer» se ha convertido en el objetivo. Pero no tiene que ser así. No se trata de ser famoso, se trata de ser localizable y accesible. Esto va de que cuando alguien necesite a una persona como tu, debe encontrarte con facilidad e inmediatamente después obtenga información suficiente como para saber que merece la pena contactar contigo y, quizás, sólo quizás, hacerte una propuesta.

Pero para que eso ocurra, debes ser activo en la siembra, debes hablar de tus experiencias, de tus conocimientos, de tus proyectos. Y todo el mundo tiene de eso. Todos hemos vivido situaciones de todo tipo de las que hemos extraído lecciones. Todos tenemos opiniones sobre lo que está bien y lo que podría hacerse mejor en nuestro trabajo, en nuestra empresa, en nuestro sector o en el mundo. Sólo hay que atreverse a contarlas.

¿No crees que es más positivo para ti que te valoren por lo que llevas meses o años contando en un blog como este o en tus intervenciones hablando en público o en tus conversaciones con otros profesionales que por una jodida línea en un currículo que quizás nunca lleguen a ver?

¿No crees que es más fácil que te consideren como una buena opción si alguien se siente atraído por tus aportaciones que si esperas a que aparezca una oferta de empleo y tengas veinte minutos para una entrevista en la que compites con otros quince candidatos?

Eso si que es «tomar las riendas de tu vida». Además, cada vez que tienes que plasmar tus ideas en un papel, en un blog o en una presentación, te obligas a mejorar, a aprender, a «ser tu mejor yo» y quizás, sólo quizás, a acercarte un poco a tus sueños.

¿Es una pesadez esto de contar lo que haces? Pues sí, a veces. ¿Es un proceso lento? Pues también. Pero resulta que funciona. O también podríamos decir que lo contrario, lo de no decir nada, seguro que NO FUNCIONA.

No se trata de hablar de ti, se trata de sacar a la luz lo que has aprendido para que otros se beneficien de ello. Eso es dejar Marca Personal. De ese modo ganamos todos. Callarte, esconderte o no hablar de las lecciones aprendidas en tu trabajo no te hacen humilde o mejor persona sino todo lo contrario y además no te genera ningún beneficio.





Compartir esta publicacion