El postureo de las opiniones

MarcaPersonal2Hace un par de años me invitaron a dar una charla en un evento de esos llenos de ese tipo de gente tan superpositiva que parece que, en cualquier momento van a invadir un país a base de abrazos y sonrisas. No me apetecía nada participar en aquello porque me olía el asunto. Lo que pagaban era una cosa simbólica y me hacían perder un sábado por la mañana. Pero conozco hace tiempo a la persona que me lo pidió y me puse en sus manos.

Al llegar vi que aquello estaba hasta la bandera, con varios centenares de personas entregadas a la causa. El tinglado era increíble. Un buen equipo de sonido. Bastante gente en la organización. Y sobre todo, muchas personas que habían pagado un dinero importante esperando que alguien les cambie su vida.

Y por lo visto es algo que se repite casi cada fin de semana. Era una imagen de esas que asocias con los telepredicadores en EEUU o con algunos eventos de conferenciantes motivacionales tipo Tony Robbins o T. Harv Ecker (¿Cuantos de los asistentes a uno de sus eventos para ser millonario lo son meses después?) a los que ahora, aquí, algunos tratan de parecerse.

Hay mucha gente que deposita sus esperanzas en que otros les resuelvan la vida en lugar de hacerlo ellos mismos y se ponen en modo secta dispuestos a aceptar todo lo que le digan sin ningún tipo de pensamiento crítico. Quizás es esto último lo que genera el problema.

Cuando empecé a hablar de lo mío, sucedió algo extraño. Yo ya llevo muchas conferencias y ponencias frente a todo tipo de audiencias. He visto de todo en estos años. La inmensa mayoría de mis intervenciones han ido bien aunque siempre hay alguna en la que no termina de haber la conexión deseada y otras en las que la sintonía se produce y se mantiene fácilmente.

Pero en esta ocasión, la cosa fue distinta, podríamos decir que fue demasiado bien, la reacción de los asistentes parecía exageradamente positiva. Es cierto que yo suelo utilizar un poco el humor y la ironía para decir las cosas. Es algo que me sale de forma natural. Pero en este caso es como si los participantes estuviesen absurdamente motivados, casi diría que les habían puesto algo en el zumo del desayuno porque la reacción a mis palabras era desproporcionada.

Daba un poco de miedo. Me recordaba a esas películas como La invasión de los ultracuerpos o Las mujeres perfectas en los que los extraterrestres o algo parecido había ocupado los cuerpos de esas pobres personas y, aunque parecían amables, demasiado amables, pronto te dabas cuenta de que no eran reacciones normales. El caso es que aunque lo hice lo mejor posible, a juzgar por sus reacciones, aquella debió ser la mejor intervención de mi vida.

Nunca más he vuelto a asistir otro evento de esta gente. Y lo curioso es que otros amigos que han participado en este evento, me han reconocido que tuvieron la misma sensación.

¿Por qué te cuento todo este rollo? Pues porque creo que en dospuntocerolandia se está produciendo un fenómeno parecido aunque en direcciones opuestas. Todo lo que lees en Facebook o en Twitter sobre personas, organizaciones o eventos parece que sólo tiene dos posibilidades. O es lomejorquehevistoenmuchosañosymehacambiadolavida o vayaputamierdaotravezmásdelomismo.


¿Has leído alguna crítica medianamente neutra o moderadamente negativa de alguien que haya asistido a un evento de esos que tanto abundan? Me refiero a cosas relacionadas con emprendedores, autoayuda, motivación, dospuntocero,…

Seguro que todos los que forman parte de la organización de estos eventos hace lo posible para que las cosas salgan bien. Yo mismo, como participante en algunos de ellos, pongo de mi parte lo mejor de mí. Sin embargo, cualquiera que lea lo que se dice sobre estos actos y no haya asistido, puede tener la sensación de que se ha perdido algo que sólo sucede una vez en la vida.

Puedo sonar como un desagradecido al que no le gusta que las cosas salgan bien. Y no es así. Agradezco profunda y sinceramente el trabajo de quienes organizan estos eventos que implican mucho trabajo, especialmente si, como suele suceder con frecuencia, lo hacen de forma desinteresada y con ganas de ayudar. Pero es cierto que, como decía hace unos días, no me entusiasma recibir felicitaciones o aplausos. Y todavía menos cuando se convierte casi en una obligación.

En este mundo no todo puede ser ni tan maravilloso ni tan terrible. Hay puntos intermedios. Cuando todo es increíble y único, entonces deja de serlo y se convierte en rutina. Cuando todo el mundo recibe un sobresaliente, entonces deja de tener valor. Si a todo lo que ocurre se le da la misma calificación entonces ya no es fiable. Es imposible dejar una Marca Personal potente si las acciones son indistinguibles.

Una vez más, creo que no podemos seguir guiándonos por lo que se dice en La Red. Quizás no criticamos para que otros no nos critiquen a nosotros. Quizás es que no nos gusta que nos vean como gente «negativa». Quizás no nos gusta sentir que hemos hecho el idiota invirtiendo tiempo y dinero en asistir a un evento que pasará sin pena ni gloria. Y eso se puede entender. Lo que ocurre es que entonces tu criterio, tu prestigio, tu credibilidad, tu Marca Personal también se van a ver afectadas por esos comentarios y opiniones amables pero poco valiosos.

Si tienes que elegir, prueba. Si no puedes probar por ti mismo, pide una opinión sincera y en privado a quién te la pueda dar y en quién confíes realmente. Porque, si las opiniones acaban siendo una forma más de postureo, entonces nada de lo que leamos en La Red tendrá valor.

NOTA:

El día 31 de Mayo estaré en Boadilla del Monte para hablar de Marca Personal. Es un evento abierto y gratuito. Más información, aquí.





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