No es postureo, es respeto y sentido común

ImagenSeguramente, una de las cosas que haces en primer lugar al levantarte es darte una ducha, asearte, peinarte, arreglarte, elegir algo para ponerte que quede bien y tratar de poner buena cara.

Cuando alguien te pregunta qué tal te va, salvo que sea alguien con quien tengas una gran confianza, es muy probable que no le cuentes tus problemillas o problemones, sino más bien que le des una respuesta aceptable para no dejarle preocupado.

Si tienes una cita, no vas a salir de casa en chandal (salvo que vayas al gimnasio) y tratarás de elegir algún sitio que favorezca la conversación y en el que os sintáis cómodos.

Cuando hablas de tu proyecto profesional no te pones a explicar al primero que se te cruza tus problemas de tesorería, las dificultades para innovar o el mal rollo que tienes con tu equipo.

Y así podría seguir todo el rato, pero supongo que entiendes por donde voy. Lo que quiero transmitirte es que en esta vida uno siempre trata de dar su mejor cara. Cuando las cosas se tuercen mucho, no vamos contándolas por ahí sino que buscamos ayuda de gente con la que tenemos una relación especial o directamente a un especialista.

Cuando alguien se pasa el día quejándose, criticando o mostrando lo peor de su existencia, suele quedarse bastante solo. No digo que sea lo correcto ni lo justo, simplemente es que supongo que debemos pensar que la vida es demasiado corta como para pasársela amargado. De hecho, los autores de autoayuda, tan majetes ellos, te animan a que te alejes de lo que ellos llaman «ladrones de energía», «gente tóxica» y cosas parecidas. Su forma de solucionar el problema es alejándose de él.

Creo que mientras vivimos en este mundo hay situaciones buenas y malas. La gente tiene problemas y pasa buenos momentos. Y todas esas experiencias enriquecen tanto al que los vive como a aquellos con los que los comparte. Simplemente hay que saber manejarlas y tener sentido común suficiente como para saber donde, cuando y con quién compartirlo.

Seguramente habrá quienes digan que todo esto puede parecer muy frío y calculador, pero simplemente es la forma de mantener la salud de una sociedad. Uno no se pone a ridiculizar a un fallecido en el tanatorio, ni va a una reunión del colegio de sus hijos sin asearse ni se pone a contar chistes verdes, ni le dice a sus invitados que se apañen porque está viendo el futbol en la tele y no se va a levantar del sofá.

Entonces ¿Por qué cada vez que se habla de Marca Personal hay alguien que dice que «mucha gente» (ese maravilloso concepto estadístico) se dedica a falsear su vida por mostrar su mejor cara en dospuntocerolandia?

Cuando alguien se va de viaje y ha disfrutado, seguramente quiere compartirlo con sus amigos para que estos, si te aprecian, sepan que has pasado buenos momentos. El problema quizás está en los ojos del que mira y quizás deteste que a alguien le vaya bien o que esté sacando la cabeza de una crisis.

Si uno ha recibido algún tipo de reconocimiento, especialmente profesional, es lógico que lo anuncie en lugar de ocultarlo, aunque sea por simple estrategia de desarrollo profesional. Lo ridículo sería dedicarse a enseñar sólo las meteduras de pata, las imperfecciones o los aspectos irrelevantes. Las empresas no se dedican a enseñar el interior de las máquinas que utilizan para envasar yogures o los gritos de su Director General. No es que no existan, simplemente no viene a cuento ponerlas en primera línea de visibilidad.


También hay que enseñar aspectos de nuestra vida o profesión que no son perfectos porque nos hacen más humanos. Pero aquí seguro que también hay alguien que lo critica como postureo porque es otra forma de mostrar «planificadamente» que eres perfecto al no ser perfecto.

Lo cierto es que todos, de forma más o menos consciente, elegimos aquello que consideramos que va a transmitir lo que queremos pero reforzando lo que somos y lo que nos importa. Incluso las tribus urbanas más desaliñadas, o quizás esas con más fuerza, dedican un esfuerzo importante para transmitir algo con su imagen o su comportamiento. ¿No son los que más critican determinados comportamientos los que más se preocupan de mostrar y demostrar casi obsesivamente que no son como aquellos a los que desprecian?

El problema, como todo en esta vida está en la medida, la repetición y la falsedad.

Subir una foto de un cochinillo que te has tomado en Segovia este puente con la familia puede ser aceptable y transmite algo de ti (que podrá gustar o no), pero pasarte el día mostrando tu obsesión por los asados (o la comida vegana), puede ser enfermizo.

Si estás todo el día con la misma cantinela, insistiendo en un determinado aspecto de tu vida. Si no muestras más facetas de tu personalidad que aquella en la que sólo aparece lo perfecto que eres, una y otra vez, entonces es lógico que la gente pierda el interés. Especialmente cuando la gente que te conoce más de cerca, saben que es falso.

Pero lo peor de todo, y cuando se trata de Branding Personal simplemente es un pecado mortal, es que lo que cuentes sea mentira. Si vas a abrirte a los demás, más te vale que lo que cuentes sea cierto. Supongo que son estos a los que se refieren con eso de que «mucha gente»… No sé si serán muchos o pocos, pero son facilmente detectables. Y sí, también dejan su Marca Personal porque esta siempre queda plasmada en otros, pero no será la que ellos desean.

Así que, postureo no es sentido común, respeto a los demás o simplemente comportarte civilizadamente, sino forzar las cosas para mostrar algo que no eres. Y eso es justo lo contrario de lo que pretende una buena gestión de Branding Personal.

NOTAS: Eventos abiertos en los que voy a participar las próximas semanas por si te interesa alguno si te pilla cerca.

Jueves 30 Marzo. Valencia. 9ª Jornada Cultura Marketing en Valencia.

Sábado 1 Abril. Elche. II Jornada de orientación a los estudios universitarios.





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