Cuanto menos tangible es lo que haces, más necesitas una Marca Personal

MarcaEn muchos artículos que leo sobre Marca Personal, quienes los escriben consideran que la fuerza que está adquiriendo este concepto es debido a la aparición de Internet y especialmente a las Redes Sociales. Pero creo que se equivocan. La Red sólo amplifica la visibilidad de tu Marca Personal y te ayuda a dejarla en más gente, más lejos, pero casi nunca dicen que cuando te lanzas a lo dospuntocero ya tienes que salir con un trabajo previo de Branding Personal bien hecho.

La auténtica razón por la que el posicionamiento personal se ha convertido en algo necesario tiene que ver con el tipo de trabajo que realizamos sumado a una situación de inestabilidad e incertidumbre constante que no existía hace treinta o cuarenta años.

La «culpa» del desarrollo del Branding Personal la tiene la necesidad de posicionarnos en un mercado absolutamente saturado de profesionales preparados que debemos encontrar el modo de transmitir nuestro valor cuando el trabajo que realizamos no se puede tocar ni ver directamente.

Durante siglos, la actividad de cada ser humano ha tenido consecuencias visibles. El artesano, el guerrero, el agricultor, el artista o el cantero han podido asociar sus acciones a resultados. Algunos incluso ponían su firma en su obra. Por eso, quizás los que han trabajado con aspectos menos visibles como el astrólogo, el mago o el líder religioso se han esforzado en desarrollar toda una parafernalia a su alrededor para compensar esa falta de tangibilidad. Podríamos decir que estos últimos son los que se han preocupado más por el marketing y la imagen que por el producto. Son algo así como la avanzadilla del branding. Y quizás por eso, algunas de estas instituciones y organizaciones llevan siglos entre nosotros.

Los profesionales del conocimiento, como se dice ahora, son más parecidos a los magos que a los constructores de catedrales. Para juzgarles hay que basarse más en la fe o en la capacidad de persuasión que en los resultados medibles o objetivos. Hoy muy poca gente puede mostrar el resultado físico de lo que hace y eso debe sustituirlo por algo tan poco eficaz como el currículo. La otra opción es condensar toda la información sobre su trayectoria y su valor en una especie de fichero comprimido que llamamos Marca Personal.

Porque la Marca Personal es precisamente el modo en el que empaquetamos aquellos atributos, cualidades, valor y valores que nos identifican para ser conocidos y reconocidos por aquellos que no pueden «tocar» nuestro trabajo.

Precisamente esa falta de pruebas físicas de nuestra labor son las que han generado un negocio de los nuevos «magos» que pretenden descubrir quién eres mediante herramientas supuestamente científicas como los tests de personalidad o las entrevistas de trabajo de treinta minutos. Y eso es muy peligroso porque estamos poniendo nuestra trayectoria profesional en manos de personas que nos van a evaluar de forma subjetiva aunque pretendan vestirlo de jerga misteriosa (eso es justo lo que suelen hacer los magos y quienes intentan manipular).


La forma de facilitar nuestra elección o de aumentar las opciones de ser tenidos en cuenta es simplificando las decisiones a quienes necesitan a alguien como nosotros (y saltándonos a los magos). Si conseguimos que nuestro nombre signifique algo para aquellos en los que queremos influir, será más probable que nos ahorremos ese mal trago de ser evaluados mediante métodos casi alquímicos que pretenden predecir nuestro futuro leyendo en los posos del café las series de fichas de dominó o mediante entrevistas grupales.

4-escudo-heraldico-perezUna Marca Personal fuerte te sitúa en una situación más favorable que a aquellos que no han conseguido asociar su valía a su nombre porque reduce la incertidumbre frente a aquellos que tienen que elegirte. La Marca Personal es nuestro escudo heráldico del sXXI. Quizás los nuevos «nobles» serán aquellos que consigan posicionar bien su Marca Personal. Pero la diferencia con nuestros antepasados es que hoy eres tú quien lo consigue en lugar de esperar a que otros te lo concedan.

¿Cómo se logra esto? Pues intentando parecerse a los antiguos herreros, alfareros o fabricantes de hidromiel, es decir, tangibilizando tu trabajo en la medida de lo posible y poniéndolo a la vista del público. Quizás ahí sí que Internet ha jugado un papel importante. La Red se ha convertido en nuestro puestecillo en uno de esos mercados medievales que se han puesto de moda. Nos permite trabajar a la vista de todos y, de ese modo, podemos mostrar nuestra valía en lugar de tener que hacer malabarismos para convencer sin enseñar.

Esos que decimos que saben «venderse» son los que han encontrado las claves para influir sin tener nada que lo justifique. El Branding Personal es justo lo contrario.

Un blog, un libro, una conferencia o unos consejos prácticos en un encuentro de Networking son nuestra forma de hacer visible lo invisible.

Por eso, es precisamente ahora cuando el Branding Personal es más importante que nunca. Porque nos obliga a «solidificar» nuestro trabajo y «compactarlo» en eso que llamamos Marca Personal. Pero esta, igual que ocurría con los canteros o los pintores, no es más que la firma, el sello reconocible que transmitía que detrás hay alguien que ha demostrado que sabe hacer las cosas.





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