Del mínimo absoluto a un máximo relativo

CualidadesA lo largo y ancho de los últimos casi trece años me he dirigido a miles de personas en mis conferencias, cursos y talleres. Después de trabajar con tanta gente creo que podrían dividirse en tres grupos.

Una mayoría que, al menos inicialmente, muestra un interés en cambiar las cosas y sus circunstancias pero que luego no se pone en marcha. Es la parte gorda de la Campana de Gauss que nos encontramos en todas las circunstancias de la vida.

Luego hay un pequeño grupo, que puede ser un 5-10% de personas que realmente entran en acción porque tienen una motivación, unos objetivos y hacen lo posible por diseñar una Estrategia Personal y la aplican. Esta suele ser gente absolutamente maravillosa, por la que ya sólo por conocerles merece la pena mi trabajo. Sabes que tendrán éxito y lograrán lo que quieran porque, de algún modo, ya estaban aplicando todo lo que les cuento. Su humildad es inversamente proporcional a su valor humano y profesional. Casi nunca son los que disponen de más medios, pero saben como conseguirlos y sacan petróleo de las piedras.

Por último, hay otro perfil de individuos que muestran un rechazo o desprecio entre suave y radical a tomar las riendas y a hacer lo que tienen que hacer aunque lo maquillen diciendo que lo que no les gusta es el Branding Personal. No se dan cuenta que decir que no te interesa dejar una huella es lo mismo que decir que no tienes un plan de vida.

Lo triste es que este grupo de personas me lo encuentro principalmente en universidades y escuelas de negocios y suelen estar entre los 20 y 30 años. Esta es la gente que quizás lo debería tener todo para diseñar su propio proyecto personal o profesional aunque sólo sea porque les han limitado mucho sus opciones. Si ya no puedes casarte, ni tener hijos, ni comprarte una casa ni hacer nada de lo que hacíamos los de generaciones anteriores. Si te lo han quitado todo ¿No merece la pena arriesgar lo poco que te queda por intentar hacer lo que quieres? ¿No deberías utilizar eso a tu favor pensando que no tienes nada que perder si te arriesgas a hacer lo que les gustaría? Pues parece que no.

Es un poema ver las caras de la inmensa mayoría de los estudiantes universitarios de último año de carrera o en un master cuando les hablas de visión, de encontrar algo que ofrecer, de hacerse visibles. Se habla de nativos digitales cuando lo único que utiliza la inmensa mayoría es el WhatsApp o el Instagram para poner morritos. Tienen iPhones de última generación pero jamás se les ha ocurrido usarlos para crear vídeos con los que mostrar y demostrar sus cualidades. Tienen acceso a toda la bibliografía del mundo mundial a un clic pero no tienen ni idea ni algo más importante, interés, en aprender por su cuenta.


Dicen que quieren cambiar el mundo, que el sistema les oprime, que todo lo anterior a ellos está mal, pero son incapaces de hacer algo más que quejarse. Te miran (los que te miran) con cara de «y este gilipollas, ¿de que va con toda esta mierda de la Marca Personal?». Sus ojos parece que quieren decirte que esto no va con ellos porque parece que saben algo que tu no sabes pero en el fondo están carentes de ilusión.

Porque al final es eso. Lo que les frena no es el miedo sino la falta de motivos, motivaciones, visión, misión, objetivos y, sobre todo, mucha confianza en si mismos. No ven más allá de trabajar como becarios, en trabajos basura o simplemente estar en el paro durante años. Y eso no es así. El miedo se supera cuando tienes algo por lo que merezca la pena luchar, pero ellos parece que todavía no lo han encontrado. El problema es que quizás para mañana sea tarde como decía Perales.

Pero posiblemente lo que les frena es, como siempre, el factor 0.0, sus creencias, actitud y autoestima. Creo que la mayoría, porque repito que siempre hay un pequeño grupo que siempre brilla mucho más que el resto, no se consideran capaces de llegar a nada y lo ocultan tras una capa de displicencia y desprecio. Y ahí es donde hay que hacer más trabajo. Es imprescindible hacerles entender que ya tienen muchos elementos que les hacen valiosos. Incluso su juventud o inexperiencia, que ellos consideran como una debilidad, puede transformarse en una fortaleza. Pero deben usarla YA.

Por último, lo que trato de hacerles entender es que esto no va de ser famoso, superconocido, multimillonario o de alcanzar el mayor de los éxitos sino de máximos relativos. Esto no va de ser único sino de ser mejor que la media, de salir del mínimo absoluto. Y eso es bastante sencillo si te lo curras un poco. En un entorno en el que casi nadie mueve un dedo ni hace más de lo que se le exige, aquellos que tengan unas metas y se esfuercen en alcanzarlas van a sobresalir con facilidad aunque sólo sea por descarte.

Seguiré luchando por cambiar las cosas, pero como siempre repito, el problema no está en los medios o en las herramientas, en lo dospuntocero sino en lo que está encima de los hombros, lo 0.0.





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