El momento de la verdad

Estructura6Esta semana he trabajado con unos cuantos emprendedores en sesiones de mentorización y talleres y en algunos momentos ha surgido un factor importante y que tiene importancia a la hora de poner en marcha cualquier proyecto. Me refiero a CUÁNDO es el momento de lanzarse o de pisar el acelerador.

Los que hemos decidido iniciar algo nos centramos mucho en el QUÉ, el CÓMO, el QUIÉN o el CUÁNTO pero parece que el CUÁNDO es algo que va a depender de las circunstancias y de lo que no vamos a tener mucho control.

Básicamente me encuentro con dos situaciones a la hora de empezar algo o romper con lo anterior.

La primera es el resultado de una planificación, de preparar el terreno durante meses o años esperando el momento de dar el salto que siempre está lleno de incertidumbres. El problema es que eso sólo ocurre cuando lo que esperas encontrar al otro lado del precipicio supera con creces el miedo o la incomodidad de tu situación actual. Y eso, en un momento en el que se valora tanto la estabilidad (ficticia), sucede con muy poca frecuencia.

La segunda es cuando la decisión no la tomas tú, sino que te viene dada y normalmente sin avisar (como fue mi caso). Es lo que está ocurriendo cada día con más frecuencia y va a ser lo habitual. Un día estás trabajando en un sitio en el que esperas poder jubilarte (¿todavía piensas eso?) y la semana siguiente estás dándote de alta en el INEM. Esta segunda posibilidad es la más dolorosa pero con el tiempo te das cuenta que suele ser lo mejor que te ha podido pasar en tu vida y entiendes que si otro no te hubiese dado la patada, tu nunca habrías tenido lo que hay que tener para largarte.

Pero sea cual sea tu situación, lo que está claro es que vivimos en un entorno en el que debemos combinar ambos mundos, el de la planificación y el de aprovechar la oportunidad de lo inesperado. Por eso es fundamental diseñar una Estrategia Personal para construir tu Marca Personal desde antes de ayer.

Propósito

Llámalo motivo, motivación, razón, actitud o necesidad. Lo que está claro es que de nada sirve tener un objetivo, los medios y la aptitud para conseguir algo, si no hay un desencadenante que ponga la maquinaria en movimiento. Es el típico, «a mi también me gustaría escribir un libro», «yo también quiero hacer lo que tu haces», «lo tengo todo preparado para lanzarme pero voy a esperar un poco» pero los días pasan y no haces nada.

Sólo los más valientes son capaces de acumular el impulso suficiente como para arrancar. Es como el desfibrilador de las películas, necesita un tiempo para cargarse antes de ponerlo en el pecho del paciente y que el corazón vuelva a bombear. Pero si empiezas ya a cargarlo, podrás utilizarlo cuando mejor te venga.


¿Cuál es tu motivación? ¿Cuáles son tus motivos, razones o necesidades? En cualquier caso siempre es mejor que seas tú quien salte a que sean otros quienes te empujen.

Propiedades

Lo que yo denomino propiedades es lo que te hace valioso. Es el inventario de materiales o ingredientes con los que vas a construir tu propuesta de valor. Son tus cualidades, experiencias, conocimientos, habilidades o eso que ahora está tan de moda y que denominan, pasión. Normalmente suele considerarse más como una excusa para no actuar que como una forma de diferenciarse. Me explico.

Lo habitual no es decir «es que yo he aprendido algo que no sabe nadie» o «cuando combino mi experiencia en … con mis habilidades en … y mis títulos de … puedo hacer algo original y valioso» sino «ya, pero es que yo no sé lo suficiente de …», «voy a dedicar los próximos 12 meses y mis últimos 12.000 Euros en hacer un master» y eso te paraliza. Mi consejo es que empieces cuanto antes, utilices lo que tengas y mientras arrancas, vayas llenando los huecos o los puntos más débiles.

Provisiones

Cuando hablo de provisiones me refiero a los recursos, estructura o medios externos para ponerte en marcha. Y esta es la parte en la que suelen encontrarse la mayor parte de las excusas paralizantes. «No tengo tiempo» es la estrella de los bloqueos, pero también están «No tengo dinero» o «No tengo contactos».

Lo interesante de todo esto es que hoy es mucho más fácil acceder a herramientas que nos permiten optimizar el tiempo, conseguir ayuda de quienes nos pueden echar una mano con otros recursos de los que carecemos o compartir medios, información o conocimientos.

Pero quizás el más jodido de todos es el tiempo. Nunca tenemos suficiente y eso se aplica tanto a profesionales por cuenta propia como por cuenta ajena. Y puede ser letal si no lo manejas bien. Por eso es fundamental organizarse para no quedarse estancado. Es necesario encontrar momentos para ir acumulando lo necesario (aprendizaje, contactos, dinero, infraestructura,…) que te animen a lanzarte y que te hagan más fácil el despegue. ¿No crees que la energía de activación necesaria para arrancar se reduce mucho si has sido capaz de reunir lo necesario durante meses o años?

Estos son sólo algunos factores que influyen en ese momento de la verdad en el que vas a permitir que otras personas, el «sistema» o las «circunstancias» decidan por ti (muy cómodo por otra parte) o, por fin, te atrevas a hacer lo posible para que las cosas sean como tu quieres. De todos modos, en el mundo en que vivimos te vas a tener que enfrentar a este momento si o si, así que ¿no será mejor que te vayas preparando?





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