Demasiado corazón

CualidadesDicen que las grandes marcas son las que han conseguido llegar al corazón del mercado. Las marcas que triunfan han sido capaces de tocar la fibra sensible de mucha gente. Las marcas más valoradas han ido más allá de lo racional y han dominado lo emocional. Parece que eso es un hecho.

El problema surge cuando eso de influir en la sensibilidad de las personas se convierte en un objetivo o más bien, en el único objetivo. Todo se empieza a torcer cuando lo importante ya no es hacer algo útil o fiable sino tratar de influir o directamente manipular los sentimientos y las emociones de la audiencia para obtener un resultado. Y eso se ha trasladado a todos los ámbitos de la vida.

No es mi intención entrar en debates ideológicos. Pero si piensas simplemente en algunas noticias o imágenes de las últimas semanas, en casi todas hay una carga enorme de emoción y apenas hay análisis racional de esos asuntos. Desde el Toro de la Vega hasta las elecciones en Cataluña pasando por las imágenes (en las que casi siempre aparecen niños) de los refugiados de Siria o incluso debates de fútbol en televisión da la sensación de que la irracionalidad (1. adj. Que carece de razón. Apl. a animales, u. t. c. s. RAE) se ha apoderado de todo.

Lo que trato de decir es que hemos llegado a un punto en el que una imagen impactante, una historia emocionante (el «storytelling» o eso que ahora los cursis llaman «el relato» parece que nos ha invadido) o un sentimiento poderoso (miedo, odio, patriotismo,…) es capaz de anular cualquier tipo de decisión racional. Eso lo saben muy bien los publicistas, los políticos y otros expertos en manipular emociones (los terroristas también son muy buenos en esto). El problema es que mucha gente parece haber prescindido del «modulo» de análisis objetivo y se ha entregado dócilmente a cualquiera que les haga sentir algo.

En un entorno tan emocional como es dospuntocerolandia, parece que eres insensible, frío o psicópata si no entras en este juego o algo peor, si tratas de poner algo se sensatez cuando todo el mundo se deja llevar por la última foto emotiva, terrible o almibarada. Quizás por eso tienen tanto éxito las fotos y vídeos de gatitos y se han puesto de moda los conferenciantes «motivacionales». El problema es que los sentimientos nos hacen humanos pero también nos hacen hacer bastantes tonterías como sabe cualquiera que ha estado enamorado.


Lo curioso es que todo este fenómeno de la hipersensibilización ha ido en paralelo con la burbuja de la Inteligencia Emocional. Quizás es que muchos piensan que ser emocionalmente inteligente es ser muy sensible o influenciable emocionalmente cuando en realidad se trata de «apreciar y expresar de manera equilibrada nuestras propias emociones, entender las de los demás, y utilizar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento». Es decir, se trata de gestionar nuestras emociones, no de dejarnos llevar por ellas.

Desde el punto de vista de la Estrategia Personal, todo esto tiene una gran importancia tanto si somos los que influimos como si somos quienes nos dejamos influir.

En muchas ocasiones he hablado aquí de lo difícil que es decir NO a alguien que te pide algo incluso sabiendo que va a perjudicarte. Sin embargo, aceptamos casi cualquier petición porque somos incapaces de gestionar el rechazo o la incomodidad. Al ver las reacciones de muchas personas ante algunas noticias, solicitudes o comentarios podría decirse que los niveles de Inteligencia Emocional de mucha gente están bajo mínimos.

Con frecuencia solemos ocultar nuestras opiniones o defender lo que consideramos que es justo para no vernos señalados o apartados del grupo y eso debilita nuestra Marca Personal y hace más complicado que otras personas conecten (o desconecten) con nosotros.

Creo que para progresar profesionalmente es importante gestionar adecuadamente esos sentimientos y emociones. Cuanto más comprometido estés con tu proyecto o cuanto más alta sea tu posición en un grupo, más necesario será saber mantener la cabeza fría. Eso no significa que te conviertas en un robot sino simplemente que seas capaz de analizar los pros y los contras más allá de la impulsividad del momento. Porque si lo piensas bien, muchas de esas decisiones tomadas tras ver una foto o escuchar una soflama, suelen acabar en desastre. Pero claro, aquellos que lo advirtieron fueron considerados como canallas, insolidarios o carentes de sentimientos.

Pero esta es un arma de doble filo. También hay terreno para aquellos que saben manejar los hilos emocionales. Lo hemos visto muchas veces a lo largo de la historia y también en las últimas semanas. Lo vemos constantemente en la publicidad y en los telediarios. Lo vemos en gente que ya murió hace mucho tiempo y en nuestro entorno más cercano.

La Marca Personal es la huella que dejamos en los demás. El componente emocional es muy importante y también muy poderoso porque, como dijo alguien, al final casi todas las decisiones son emocionales (¿irracionales?). Así que tu verás como las utilizas y, sobre todo, como permites que otros las utilicen contigo.





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