¿Puedes ser sustituido por una máquina?

ProductoLa semana pasada, al hablar de la propuesta de valor que debemos diseñar como profesionales si queremos progresar, algunos de mis alumnos describían su trabajo de una forma preocupante. Al explicar las tareas que realizan en su trabajo pronto nos dimos cuenta que apenas aportan valor añadido, que podrían ser fácilmente sustituibles por otras personas o algo peor, por una máquina.

Ojo, estamos hablando de profesionales con formación de alto nivel y que ocupan puestos y cargos medios o altos. Por lo tanto, gran parte de su sueldo debería estar relacionado con cualidades, conocimientos, experiencias, habilidades o una combinación de ellas que no fuesen fáciles de encontrar. Si, por el contrario, lo que hacen en sus empresas o para sus clientes son trabajos de «marca blanca», entonces no les queda más remedio que reducir sus precios o salarios o aceptar que más pronto que tarde estarán fuera del mercado.

Una de las ideas que llevo repitiendo desde el primer post de este blog es que somos profesionales que vendemos servicios independientemente de nuestra relación laboral con nuestros clientes. Cuenta propia, cuenta ajena, desempleado, emprendedor,… esos son términos obsoletos. Por lo tanto, nuestra preocupación como profesionales debe ser encontrar el modo de crear una oferta, producto, servicio que sea valiosa pero también diferente y cuanto más difícil de encontrar, mejor.

Escuchaba en una conferencia hace algún tiempo que el principal competidor de muchos profesionales no son otros profesionales sino Google. Al escuchar a este alumno, me dí cuenta de lo real de esa afirmación. Cuando me describía su trabajo relacionado con el análisis de información en el campo de la publicidad y con el marketing, lo que me estaba transmitiendo es que cualquier persona con un ordenador y un mínimo criterio podría sustituirle.

Pero eso ocurre en muchos ámbitos. Tareas y actividades que antes necesitaban a una o varias personas especializadas y con conocimientos técnicos hoy puedes realizarlas tu mismo con un ordenador de antepenúltima generación y unas cuantas horas de preparación. No estoy hablando de operaciones a corazón abierto o de diseñar un avión sino de trabajos más «normales». Y ahí está el problema, la normalidad implica homogeneidad y es justo lo contrario del modo en que deberías posicionar tu Marca Personal.

Si no quieres verte en la cola del paro o si pretendes salir de ella no puedes vender tu trabajo como una «commodity», debes conseguir que tenga algo «especial» o, al menos, que se perciba así. Y ahí es donde la Marca Personal y la marca en general tiene su importancia. Se trata de transmitir que lo que ofreces es mejor, más relevante o distinto por alguna razón y que, además, no es fácilmente sustituible.


¿Y cómo se consigue que te consideren más valioso o menos fácilmente reemplazable? Pues hay varias formas de conseguirlo a la hora de gestionar tu proyecto de Branding Personal.

Si estamos hablando de que se perciba tu trabajo como «especial», la respuesta evidente es, especializándote. Puede que lo que hagas sea algo sencillo o de sentido común, pero si eres capaz de conocer todos los detalles y peculiaridades de un campo, área, profesión o sector, entonces tu valor va a aumentar. Si eres un generalista, vas a seguir formando parte de esa masa de profesionales reemplazables y baratos.

Otro factor a tener en cuenta no es sólo lo QUÉ conoces sino algo más importante, a QUIÉN conoces. En igualdad de condiciones, aquellos que están más y mejor relacionados van a aumentar su valor. Pero además, los contactos pueden convertirse en una gran barrera de entrada para la competencia porque mientras que los conocimientos son fáciles de adquirir últimamente, tener contacto con las personas adecuadas es mucho más difícil.

La fiabilidad, la credibilidad y la confianza es un factor clave a la hora de aumentar tu valor profesional y construir una Marca Personal valiosa. Productos, servicios y profesionales de cualquier cosa hay más que de sobra, pero de esos, hay muchos menos de los que puedas fiarte. La confianza es el resultado de la coherencia, el tiempo, las recomendaciones, la visibilidad y unos cuantos factores más. Si eres capaz de conseguir transmitir la idea de que se puede dormir tranquilo si tu estás detrás, entonces será más complicado que te sustituyan.

Si las máquinas son nuestro enemigo, no compitas con ellas, únete a ellas. Me refiero a que si Internet está facilitando que fluya la información y eliminando intermediarios, entonces utilízalo para tu propio beneficio. Crea tu propia información, demuestra lo que eres capaz de hacer, establece contacto con gente inaccesible hasta hace poco, aprende cosas «raras»,… Las opciones para crear una oferta diferente son infinitas, sólo tienes que echarle un poco de imaginación.

Tanto si estás trabajando como si estás «sin clientes», haz una revisión de tu oferta, producto, profesión o propuesta de valor y comprueba si es distinto a lo que hacen otras personas o máquinas. Si compruebas que tu trabajo no vale lo que te pagan o que ahí fuera hay muchos otros que podrían hacerlo por menos, empieza a pensar en añadir elementos que te hagan menos sustituible o, al menos, que eleven un poco la barrera de entrada de nuevos competidores que puedan ocupar tu lugar.





Compartir esta publicacion