No me hagas caso

OperacionesMi rutina para escribir un post como este es muy sencilla. Soy madrugador y no necesito despertador. A las 6:00 ya suelo estar con mi café con leche y cereales delante del ordenador y trabajo hasta las 7:30 que es cuando pongo en marcha a la familia. Sin embargo, el martes pasado eran casi las 6:30 cuando me desperté.

Normalmente tengo una idea básica de lo que quiero contar y simplemente me pongo a escribir, pero hace tres días, casi no tenía tiempo para desarrollar los argumentos. Como suele suceder cuando tienes más limitaciones, es cuando mejor salen las cosas porque pones más interés. Lo curioso es que el post del martes es uno de los que más visitas y retuits ha tenido. Y no es la primera vez que me ocurre algo parecido.

Te cuento esto porque en cualquier libro, decálogo o lista de reglas ¿inmutables? sobre la publicación de contenidos en Internet te dirán que si quieres tener éxito con un blog debes (¡¡¡debes!!!) tener un calendario de publicación, unos cuantos temas planificados con tiempo, una lista de ideas a desarrollar y no sé cuantas cosas más que le quitan las ganas de ponerse a trabajar a cualquiera. Yo mismo he hecho alguna de esas recomendaciones en alguno de mis libros.

Pues bien, ¿sabes cual es la única regla que debes seguir? Ninguna o, mejor dicho, sólo una, haz algo YA pero siguiendo tus propias reglas. Si he aprendido algo estos años es que las reglas generales, las leyes inmutables y los secretos ocultos sólo sirven para quien los ha aplicado en algún momento y eso si es que le ha sido útil a él o ella.

Existe una tendencia en dospuntocerolandia a convertir la anécdota en categoría, el accidente en regla general y la casualidad en causalidad. Y si hay un mundo en el que todo está por descubrir y lo que ya está descubierto cambia cada día es este, el del mundo «irreal» de La Red. En Internet y en el mundo de la empresa abundan quienes consideran que el ser humano es una especie de ordenador al que se puede programar con rutinas y subrutinas. Y eso es justo lo contrario de buscar y aprovechar el valor singular, único y diferenciador de cada persona que es lo que pretende el Branding Personal.

Ahora parece que hay menos talibanes del Social Media de esos que te mandaban al infierno virtual si no cumplías con lo que decía su doctrina. Cosas como «no escribas post largos porque la gente no los lee», «Si alguien te sigue en Twitter, síguele», «Debes publicar constantemente para que no se olviden de ti» o «participa activamente en grupos de LinkedIn si quieres triunfar profesionalmente». Incluso hay quienes escriben listas de cosas que debes hacer si quieres diferenciarte. ¿Hay algo más absurdo que pretender sobresalir o diferenciarte haciendo lo que hacen todos?

Pues bien, creo que me he saltado todas las reglas y no me va mal. A veces no he hecho caso porque no he podido (soy incapaz de escribir cosas cortas) y otras porque soy muy contreras y detesto que me digan lo que debo hacer sin probar (y equivocarme) yo antes.

Normalmente, cuando voy a dar una clase, especialmente en una escuela de negocios, suelo empezar diciendo que no se crean nada de lo que les digo, que piensen por ellos mismos y que si tienen la más mínima duda sobre algo, que traten de probar y experimentar, especialmente cuando es fácil de hacer como ocurre con las herramientas de Internet.


Eso les desconcierta bastante porque desgraciadamente los alumnos de escuela de negocios no quieren que les enseñes a pensar, más bien esperan que les digas LO QUE TIENEN QUE HACER. Pero todavía es peor cuando les dices algo que se contradice con lo que ha explicado otro profesor. Mi consejo es, si puedes, pruébalo y ya me dirás lo que te va mejor.

Cada persona, cada situación y cada momento es diferente. Algo que te ha servido en algún momento, puede que tenga resultados opuestos la próxima vez que lo apliques. Por eso, lo más importante es que, en lugar de buscar los diez mandamientos de cualquier cosa, actúes, pruebes, te equivoques, ensayes y practiques especialmente en un entorno con un riesgo limitado como el dospuntocero.

Como decía mi profesor de física, Sergio Menargues, «no os aprendáis las fórmulas, deducidlas». Esa es una lección fundamental y por eso Sergio dejó su Marca Personal en mi cabeza. Con la vida ocurre igual.

No podemos actuar siguiendo ¿leyes? que no son más que frases pomposas a-cuñadas (curioso que aparezcan por aquí los «cuñados») por alguien al que le funcionó algo una vez o algo peor, que leyó algo de alguien que no tiene ni idea de cuales son tus circunstancias y pretenda convertirlo en dogma. Es más importante que tengamos una serie de valores, objetivos y que aprendamos todo lo que podamos y a partir de ahí vayamos avanzando con tiento.

Entiendo que es más cómodo hacer lo que otros dicen y así poder descargar la responsabilidad en ellos. Pero cuando son otros los que deciden, aunque sea a «distancia», dejas de ser tu para convertirte en lo que aquellos dijeron que fueses. Tu Marca Personal se convierte en la marca de otros.

Así que cuando leas algo sobre «las claves ciertas», «el secreto del éxito» o «las reglas que debes cumplir para tener muchos seguidores» recuerda que la única ley inmutable es que no hay leyes inmutables. De todos modos mi consejo es que no hagas caso de ningún consejo… ni siquiera de este.

NOTA: El próximo viernes 24 de abril estaré en mi querida Alicante en el Congreso Internet 3.0 dando un poquito de guerra y saltándome algunas leyes inmutables. Me dicen en la organización que todavía hay algunas plazas libres.





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