Menos, cerca, ahora

Ya he dicho alguna vez que , aunque parezca que en muchos de mis posts parezca que estoy dando lecciones a otros, en realidad es una forma de verbalizar y poner por escrito lo que yo no debo hacer. En los últimos días he estado dándole vueltas a la búsqueda de un equilibrio entre lo offline y lo online cuando eres un profesional independiente.

Creo que uno de los grandes peligros de trabajar por tu cuenta es acomodarte detrás de una pantalla, relacionarte a través de las herramientas dospuntocero y esperar que las cosas sucedan. Suelo relacionarlo con esas imágenes de guerra moderna en la que se ataca al enemigo desde una sala con enormes pantallas que muestran lo que ve un satélite o un drone. Pero la vida no es una novela de Tom Clancy.

Cuando actuamos así, poco a poco van cambiando las prioridades. Lo importante ya no es que te conozcan quienes realmente van a influir en ti que son los que están más cerca, sino hacer todo lo posible para «convencer» a Google para que hable bien de ti poniéndote en su primera página. Así, poco a poco vas dedicando más tiempo y recursos a convencer al Gran «Influencer».

Eso implica generar contenidos, conversar, publicar y participar en dospuntocerolandia como si esa fuese nuestra principal tarea y vamos descuidando otras funciones. Es una especie de corrupción profesional en la que desvías fondos de lo importante.

El otro día hablaba con mi amiga Paloma Reino sobre estos temas y me explicaba la importancia del Funnel en algunos negocios de Internet. El Funnel es una forma de explicar que hay que segmentar el mercado hasta «destilar» a aquellos que realmente van a ser tus clientes. Me recuerda a lo que hicieron Marie y Pierre Curie utilizaron varias toneladas de Pechblenda para extraer unos miligramos de radio.

Aunque entiendo la lógica del Funnel y creo que es útil en los negocios, puede cambiar completamente la forma de entender las relaciones personales. De pronto ya no somos personas sino masas de individuos que pasan por un embudo para ser clasificados, ordenados y descartados. Lo importante es «procesar» al mayor número de personas para «destilar», extraer o seleccionar a los más interesantes.

Y ahí es donde Internet se convierte en el arma fundamental. Los programas de correo masivo como MailChimp, la obsesión por los «followers», amigos, fans, afiliados o suscriptores se convierte en el objetivo principal. Ya no se trata de TEJER una red, más bien hay que ECHAR la red para «pescar» la mayor cantidad posible de individuos sabiendo que la mayoría no nos interesan. Economicamente tiene todo el sentido. Humanamente me parece terrible.

Hubo un momento en el que algunos creímos que Internet ayudaría a que las organizaciones nos tratasen como personas. Pero eso no sólo no ha ocurrido sino que somos las propias personas las que hemos adquirido el comportamiento de las organizaciones. Al disponer de herramientas de comunicación masiva estamos cometiendo los mismos «pecados» que ellas deshumanizando a quienes «acaparamos». No nos relacionamos, más bien coleccionamos. Antes sólo había que aguantar la publicidad de las grandes empresas, ahora cualquiera puede convertirse en «spammer».

Antes de que se popularizase (y prostituyese) el concepto de Marca Personal, yo estaba convencido de que podríamos conseguir aumentar el valor de las personas y que pudiésemos hacer valer nuestra singularidad. Pero una vez más, me equivoqué.


Para muchos, el mundo es un enorme Embudo/Funnel por el que hay que hacer pasar al mayor número de personas y esperar que «caiga» alguien. Esta es una nueva carrera armamentística dospuntocero que implica hacer lo posible para atraer a la mayor cantidad de gente a la que filtrar y lógicamente esa competición sin límite no la ganarán quienes tienen menos recursos.

Frente a esa obsesión de llegar a muchos, siempre, en todas partes, creo que la solución no está en seguir compitiendo por llegar a más y más gente desconocida sino volver a lo cercano.

Hay que dedicarse menos a controlar el mundo tras una pantalla y bajar a las trincheras. Hay que seguir utilizando herramientas que llegan a todo el mundo pero debemos comunicarnos personalmente con quienes tenemos más cerca. Hay que hacer lo posible para conseguir resultados que nos permitan ganarnos la vida dignamente ahora en lugar de pasarnos la vida sembrando con la ilusión de que algún día sonará la flauta.

El otro día decía que 12 apóstoles (aunque alguno te traicione) pueden tener más influencia que 120.000 fans, followers o «amigos» y creo que es cierto y lo saben muy bien los buenos comerciales.

Pero todo esto no es sólo una cuestión filosófica sino práctica y de eficiencia. Los expertos en marketing nos dicen que debemos centrarnos en aquellos a los que queremos llegar pero, en este sentido, la mentalidad «funnel» es muy ineficiente porque dedica muchos recursos con la esperanza de conseguir un mínimo resultado.

Creo que es hora de ir directamente al grano y dirigirnos a personas con nombres y apellidos, tratar de conocer gente en eventos con la que podamos sintonizar o sentarnos a tomar un café con alguien con quién podamos hacer negocios. Y eso implica mucho más trabajo en el mundo «real». Si te conocen los que tienes más cerca, lo que diga Google es irrelevante.

Entonces ¿es importante lo dospuntocero? Por supuesto pero no como hasta ahora. Creo que tu información en La Red debe ser el complemento perfecto a tu trabajo en el mundo offline. Debe proporcionar toda la información relevante sobre ti que pueda interesar a aquellos con los que te has visto las caras.

Creo que el milagro de Internet no es que te permita llegar a mucha gente sino precisamente a aquellos con nombre y apellidos que antes eran inalcanzables. Pero para llamar la atención de estos no creo que sea buena idea esforzarse por hacer el mayor ruido posible sino precisamente por ser discreto y directo. Y una vez localizados y contactados puedes utilizar tu plataforma digital para mostrar mucha más información en todo tipo de formatos para demostrarle de lo que eres capaz.

Una Marca Personal no es mejor por llegar a mucha gente (sin dejar huella) sino por dejar un impacto más profundo en aquellos a los que alcanza de verdad.


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