No eres una etiqueta, eres una persona

Con mucha frecuencia me preguntan como un químico agrícola especializado en fertilizantes y plaguicidas se ha podido dedicar a hablar de Branding Personal. La respuesta es sencilla, es que yo NO SOY Químico Agrícola, sólo estudié esa carrera porque la química me gustaba (y me gusta) pero eso no me define como persona. El título que te dan en tu carrera no debería titular tu vida.

Tu, yo o cualquiera, somos mucho más que lo que hemos estudiado, el cargo que tenemos, la situación laboral en la que nos encontramos o la profesión que realizamos. Todo eso es lo que HACEMOS pero no es lo que SOMOS. Cuando permites que una etiqueta te defina, entonces tu vida va a estar atada a lo que ocurra con esa definición simplista y deshumanizadora. Y eso te va a hacer más débil, vulnerable y manipulable.

Supongo que es más fácil decir que ERES Químico, Autónomo, Bloguero, Autor o cualquier otra cosa que hagas que descubrir y comunicar tu auténtica identidad y valor. Las etiquetas sirven para simplificar y eso es justo lo opuesto a la diferenciación.

Si te defines con una etiqueta será mucho más difícil diferenciarte porque habrá mucha más gente etiquetada del mismo modo. Pero si te presentas explicando lo que eres capaz de hacer y lo que te hace distinto entonces será más fácil sobresalir. El problema es que para descubrir tu Identidad debes dedicar tiempo a reflexionar y eso, además de requerir un esfuerzo, puede dar algo de miedo.

Una cosa es presentarte en Redes Sociales como Bloguero, Tuitero, Conferenciante, Autor, Coach, Community Manager, Ingeniero, Pintor o cualquier otra cosa que hagas porque no tienes espacio para dar demasiadas explicaciones y otra muy distinta es que tu mismo asumas que sólo eres eso.

Ayer comentaba con Franck Scipion esa manía de etiquetar a alguien como bloguero o tuitero. Eso siempre me ha parecido absurdo porque un blog o Twitter sólo son medios en los que te expresas. Lo que te define es lo que transmites en esos soportes y no los soportes en sí mismos. Lo correcto debería ser decir algo así como «soy me dedico a ayudar a personas o empresas a …….(pon aquí lo que hagas) y suelo hablar de ello en un blog o en Twitter».


Otro de los problemas de asumir que ERES lo que HACES es que si desaparece, pierdes o se desprestigia la etiqueta con la que te defines o definen, entonces tu también desapareces con ella. Al atarte a una etiqueta (directivo, coach, encofrador, empleado, community manager, consultor, hijo, parado, marido, licenciado, político, nacido en un lugar concreto,…) estás atado a lo que hagan o decidan otros o al prestigio de esa definición. Pero si decides que no vas a permitir que eso te limite, entonces se abren todas las posibilidades.

Es cierto que una etiqueta te proporciona cierta sensación de comodidad porque casi te marca el camino y te dice lo que debes hacer o evitar. El problema es que se puede acabar convirtiendo en una profecía de autocumplimiento. Debes actuar de determinada manera porque «se supone» que ERES loquesea y todos los que son como tu, deben comportarse de ese modo. Supongo que así funcionan las dictaduras. Y eso es justo lo contrario a la Marca Personal. La gente que ha dejado huella es aquella que se ha atrevido a saltarse las líneas rojas de sus etiquetas.

No digo que asumir determinados roles no sea positivo en algunos momentos, pero puede ser muy peligroso si dejas de ser una persona para convertirte en un personaje-etiqueta-arquetipo. Incluso hay personas que agradecen que les pongan una etiqueta porque así su vida tiene sentido.

Si te etiquetas como un parado, es muy fácil que empieces a actuar como tal. Si te etiquetas como un gurú o un «influencer» es probable que acabes creyéndotelo. Si te etiquetas como un directivo de una multinacional y un día pierdes tu empleo, entonces pensarás que no eres nadie porque en algún momento sustituiste lo que ERES por lo que HACES.

Supongo que las etiquetas son la razón que impulsa el corporativismo. Cuando alguien se mete con una profesión son muchos los que se sienten ofendidos porque consideran que ellos SON lo que HACEN. Lo que ocurre es que cada profesional es distinto y es muy peligroso asumir como propias las acciones de los demás. Pero esa es sólo otra forma de «commoditizarse» y también de «acomodarse» que curiosamente son palabras que se parecen.

Las etiquetas tienen una función. Nos permiten saber donde nos situamos. El problema surge cuando consideramos que son algo inamovible y marcado en piedra. Eres tú quien decide que etiquetas vas a utilizar para explicar a los demás lo que HACES, no lo que ERES. Pero nunca debes dejar que sean las etiquetas que te pones o algo peor, que te ponen, las que definan quien ERES.





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