Que se diferencien ellos

Si nuestra única oportunidad es la de ser iguales, no es una oportunidad.

Margaret Thatcher

Supongo que te habrás dado cuenta que tengo tendencia a llevar la contraria. No es que me guste ser distinto, es que no me siento cómodo cuando, de pronto, todo el mundo da por sentadas algunas cosas. Basta que un grupo de gente piense de la misma forma sin un motivo claro, para que empiece a ponerme nervioso. Si lees este blog desde hace algún tiempo te habrás dado cuenta que es muy dificil que me encuentres tras una pancarta o manifiesto que empiece por «TODOS SOMOS…».

Lo curioso es que cuando se habla de marca en general y de Marca Personal en partícular, una de las primeras palabras a las que suelen asociarse es la de Diferenciación. No suelen surgir en primer lugar otros atributos que creo que definen mejor una marca como confianza, valores o emoción. Que va, siempre suele aparecer la dichosa diferenciación.

Vale, aceptemos pues diferenciación como uno de los elementos de la Marca Personal. Pero ¿Qué elemento diferenciador consigue que una Marca Personal sea valorada?

Hay gente que lo confunde todo y cree que ser «distinto» es llamar la atención. Por eso hay tanta gente patética que cree que puede parecerse a sus «idolos» adoptando el mismo comportamiento o «envase» que ellos. La obsesión por mimetizar automaticamente los criterios estéticos de los futbolistas es especialmente enfermiza.

Hay otros que creen que haciendo cosas raras o siendo extravagante van a pensar que eres un genio. Pero no entienden que si quieres hacerte el loco como Dalí, quieres vestir de blanco como Tom Wolfe o simplemente quieres ir de «casual» en un entorno en el que todos van de traje, antes hay que ganarse ese derecho.

Por ejemplo, quienes defienden que Mourinho tiene una Marca Personal fuerte por su histrionismo y vehemencia o por su imagen o eslóganes no entienden que eso es simplemente el «packaging». Su verdadera fortaleza depende de los resultados. Si no consigue algo pronto, su imagen pasará de entrenador que lleva la voz cantante a la de cantamañanas.

Ser extravagante es uno de los beneficios potenciales de tener una Marca Personal fuerte porque al aumentar tus opciones tienes más libertad para hacer lo que quieras. Pero además puede ser un buen complemento para adquirir notoriedad. Pero es eso, un accesorio, nunca debería ser el núcleo de una estrategia de Branding Personal.

La mejor forma de diferenciar tu Marca Personal de la otros es muy sencilla: SER MEJOR que el resto. Pero claro, eso es jodidillo.

Y ahí es donde reside la dificultad…y la solución. En un mundo en el que ya no se valora el esfuerzo, es fácil encontrar modos de sobrevivir sin tener que sudar la gota gorda. Ya no tienes que esforzarte en diferenciarte por tus cualidades, capacidades y rendimientos, ahora es mejor difuminarse, conseguir indiferenciarse utilizando el esfuerzo de otros. Es el clásico del colegio, ¿para que hay que estudiar si me puedo copiar?

Muchas veces he comentado aquí y con otros colegas que es muy penoso lo que está ocurriendo con el Branding Personal y con otras materias en las que cada día tardan menos en aparecer personas que no necesitan diferenciarse porque se limitan a parasitar cualquier concepto «diferente». Como no pueden diferenciarse, simplemente se ponen la etiqueta del concepto de moda.

Pero eso es algo que podemos ver todos los días. Ayer mismo, vi lo que está ocurriendo con la literatura erótica derivada del éxito de Cincuenta sombras de Grey pero que no es muy distinto de lo que ocurrió, por ejemplo, con El Codigo da Vinci.


He elegido las primeras portadas que me he encontrado en Amazon. Todas están cortadas con el mismo patrón (Negras, accesorios masculinos, ¡Incluso fuentes de letra similares!). No buscan la diferenciación (dificil) sino aprovechar el tirón de quién ha dejado huella en primer lugar…hasta que llegue el siguiente fenómeno. 

Hace algún tiempo ocurrió algo parecido con esos manuales «tochos» para ligar que, de pronto, aparecieron como setas. Títulos parecidos (El método, El secreto, El código), portadas casi idénticas.

En muchas ocasiones te he dicho que crear una marca comercial o personal memorable no es dificil, no requiere una inteligencia fuera de lo normal. La verdadera dificultad reside en el tiempo, esfuerzo y trabajo invertido. Pero hay un elemento diferenciador que suele olvidarse y es el de vender beneficios en lugar de enumerar características. Por ejemplo.

No me digas que tu libro es El manual práctico de los maestros de la SEDUCCIÓN, mejor «véndeme» claramente y sin ninguna duda el resultado de tu propuesta (como hace con tanto «glamour» el del libro de al lado).

No me digas que eres un Social Media Manager SEO and the Coconuts. Mejor dime cuantos paquetes de fideos vas a conseguir que venda.

No me cuentes que eres un Life Coach Ontológico especialista en Firewalking y Constelaciones Familiares que me vas a llevar al séptimo nivel de «Iluminación» utilizando la Ley de la Atracción. Mejor dime cuanto tiempo, dinero o contactos voy a conseguir con tu ayuda. Salvo que asesores al directivo de una empresa de Lámparas.

Pero déjame terminar con un par de ideas optimistas.

Si en lugar de subirte al carro de otros, estableces un objetivo propio, trabajas para mejorar cada día y utilizas las herramientas de visibilidad a tu alcance para mostrar tu trabajo no necesitarás hacer extravagancias (salvo que quieras) ni dedicarte a copiar a nadie. Más bien serán otros los que te copien a tí. Cuando empiecen a pisarte los talones, tu ya estarás en la siguiente pantalla del juego. Recuerda que ser el primero es una de las mejores formas de diferenciarse.

Y aunque no lo parezca, hay demasiados caminos sin explorar, ideas sin descubrir, ingredientes sin combinar que te permitirán ser diferente de verdad

Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.

Robert Frost





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