Titanic o 127 horas, tú decides

Aunque seguro que me equivoco, hace algún tiempo que vengo pensando que esta crisis va a producir una gran ruptura social. No me refiero a una separación entre ricos y pobres sino que va a dividir a las personas en dos grupos, las que se quedaron atrás y se dejaron morir profesionalmente y las que decidieron seguir adelante. No es una cuestión de dinero o de nivel social sino de algo más personal o interior.

Cada día con más frecuencia me encuentro con amigos que hace tiempo decidieron sacar adelante iniciativas y proyectos propios y a los que no les va nada mal. No es que no tengan problemas o que se estén forrando, pero están haciendo lo que les gusta y además han alcanzado una estabilidad financiera suficiente.

Un ejemplo. El viernes estuve charlando de algunos proyectos con dos de esos amigos. Esa conversación fue como meterse en una película de Bruce Willis, de esas en las que la adrenalina te sale por las orejas y sales con ganas de comerte el mundo. No dejan de inventar cosas chulas, de sacar adelante proyectos, de ganar dinero ofreciendo cosas valiosas e incluso de crear empleo. Para ellos la crisis existe porque lo ven en los telediarios, pero poco más.

Otro ejemplo. Ayer comí con un compañero de una de las empresas en las que trabajé. Llevaba bastantes años en ella, estaba bien considerado, ganaba un sueldo muy majo y hace pocos meses le ofrecieron un puesto muy interesante como responsable de la empresa en otro país. En ese momento decidió que se acabó. Tras esa descripción de éxito se ocultaba una enorme ansiedad, estres y aburrimiento. En este momento ha decidido poner en marcha tres proyectos propios. Seguro que sufrirá y tendrá problemas como los hemos tenido todos, pero saldrá adelante.

Si cuento esto es porque desde hace días nos están dando la lata con el puñetero Titanic y lo están convirtiendo en una metáfora de lo que sucede actualmente. Y eso es rotundamente falso. Me explico.

Al comparar lo que estamos viviendo con el dichoso barquito estamos asumiendo indirectamente que no podemos hacer nada más que buscar un bote salvavidas o una tabla para agarrarnos hasta que lleguen a salvarnos. Pero todo eso implica que no podemos hacer nada. Parece que todo escapa a nuestro control, el iceberg, los «mercados», el capitán, los gobiernos, la naviera o Angela Merkel. Y supongo que eso nos hace sentir más cómodos. Acabamos pensando que dependemos de la suerte. Y lo siento, pero no me lo creo.

Mientras la mayoría (personas y paises) esperan hundirse o que les rescaten, otros, como los que comentaba al principio han decidido que su película es otra, 127 horas. Creo que no destripo la película si cuento que es la historia de un joven deportista que, en una de sus excursiones en solitario, su brazo queda atrapado por una roca y debe decidir si se lo amputa o se deja morir. A pesar de lo que pueda parecer el argumento, la película es tremendamente esperanzadora y optimista. O al menos a mi me lo pareció.


A diferencia de Titanic, en 127 horas existe un grado de libertad, duro, durísimo, pero en el que es posible ejercer la responsabilidad individual y por lo tanto ser libres. Y eso es lo que hay detrás de un concepto como la Marca Personal. Quizás lo más duro de la película no sean las escenas de dolor físico sino la angustia de sentirse reflejado en el personaje y tener que tomar esa decisión. En Titanic era todo más triste pero también más sencillo porque simplemente no tenías alternativa.

Creo que cuando superemos lo peor de esta situación nos encontraremos en un mundo diferente, no sé si como en Mad Max o en un mundo mejor, pero muchos habrán quedado atrás y unos poquitos habrán tomado una decisión dura, dolorosa y terrible pero ese sacrificio les habrá permitido salir reforzados.

Si en este momento estás pensando que esto que digo parece muy facil o que no todo el mundo se lo puede permitir, te diré dos cosas.

En primer lugar, de facil nada, hay que ser muy valiente y tener las ideas muy claras para ponerse en la piel del personaje que interpreta James Franco en 127 horas o en la de muchos emprendedores. No es una cuestión de medios. De hecho, muchos de los amigos que están sacando proyectos empezaron con una mano delante y otra detrás.

Lo segundo es que si piensas así, eres de los que estás en el Titanic esperando subir a un bote.

Mucha gente me pregunta sobre lo que DEBE hacer, pero yo no soy quien tiene que decírtelo. Yo puedo decirte COMO hacerlo cuando hayas tomado tu decisión. La responsabilidad es tuya y no puedes esperar a que otros decidan por tí algo que, en realidad y aunque trates de engañarte a ti mismo, sabes perfectamente que debes hacer. El problema es que acojona y siempre piensas que va a venir alguien a rescatarte. Y en el peor de los casos dicen que la muerte por congelación no es de las peores.

Seguir viviendo de recuerdos, de éxitos pasados o tratar de aferrarse a un título o un cargo que ya no sirve para nada te va a ser tan útil como la tabla a la que se agarraba el personaje que interpretaba Leonardo Di Caprio.


Compartir esta publicacion