¿Para quién trabajas?

Este es el típico post que empieza bien pero que sabes que va a acabar mal. Uno de esos de «hacer amigos» que escribo con frecuencia. El caso es que hace tiempo que una idea me ronda por la cabeza pero el buenrollismo imperante en dospuntocerolandia me ha empujado a la autocensura. Hasta hoy.

Antes de empezar tengo que decir en mi defensa que por mi forma de pensar siempre he defendido que cada uno puede hacer lo que le apetezca (siempre que no moleste) y allá cada cual con la forma en que gestione su vida, su tiempo y el resto de recursos.

También tengo que decir que lo que voy a expresar a continuación se refiere al ámbito profesional, y más especialmente a los profesionales que trabajamos por nuestra cuenta, los agentes libres.

El caso es que, cada día con más frecuencia, y especialmente cuando la carga de trabajo se dispara, tengo un pálpito que me hace pensar que el angelito de mi hombro derecho está aniquilando a mi demonio del hombro izquierdo. O dicho de otro modo, que tengo la sensación de que estoy dedicando más tiempo a echar una mano a cualquiera que me lo pida, aunque solo conozca de el/ella una dirección de gmail, que a encontrar formas de generar ingresos.

Y tengo la absoluta certeza que esto no me pasa a mí solo. Supongo que cualquier persona relacionada con la tecnología pasa parte de su tiempo instalándole el WordPress a un colega. No tengo ninguna duda de que un coach, un asesor financiero o un traductor están echando una mano a mucha gente, a la que quizas apenas conocen, simplemente porque se lo piden (y no saben, no pueden o no quieren decir que no).

Parece que eso de colaborar, compartir y cooperar de lo dospuntocero se traslada a lo unopuntocero con una facilidad pasmosa. Pero me parece sorprendente la rapidez con la que algunos consideran que una persona que trabaja por su cuenta debe estar disponible y accesible de forma desinteresada. Lo que ocurre es que, antes, el favor te lo pedía un primo o un amigo. Ahora con las Redes Sociales y la visibilidad online, las peticiones de «amigos» se multiplican.

Creo que desde el punto de vista del Branding Personal es un error estratégico posicionarte como «el chico o la chica que siempre está dispuesto a echar una mano». Si la Marca Personal se construye con esfuerzo, tiempo y coherencia para aumentar tu valor, es contraproducente que a las primeras de cambio «regales» tu trabajo a cualquiera que te lo pida con un poco de amabilidad. Si haces eso, después ¿Cómo vas a cobrar a otra persona u organización por hacer lo mismo?


Me parece una falta de educación, por no decir otra cosa, la ligereza con la que algunas personas se dirigen a tí para pedirte algo, solo porque estás en La Red o porque utilizas un blog para dar a conocer lo que haces. He recibido emails de personas que solo firman con un «nick» en el que me solicitaban algo de un modo que ni el más estúpido de mis jefes se habría atrevido.

No creo que a nadie se le ocurra ir a El Corte Inglés, llamar a Telefónica o ir a RENFE para pedir «gratis total» un disco, un ADSL o un billete a Sevilla sólo porque esas empresas se dedican a eso y son conocidas.

Otra cosa es que dediques parte de tus recursos a ayudar desinteresadamente a personas o entidades que puedan necesitarlo y que estén alineadas con tus valores. Creo que eso es algo bueno. Pero siempre y cuando encaje con tu proyecto vital o profesional y quede muy claro por qué lo haces.

Creo que parte de la «culpa» es de quienes están transmitiendo que aquí todo es gratis. De quienes están dando por supuesto que si eres transparente, abierto y visible, todo lo tuyo es de todos. Pero el refranero es muy sabio y tiene respuesta para todo. Y en este caso se podría aplicar aquello de «Contra el vicio de pedir, está la virtud de no dar».

Quizás hemos perdido la noción de cliente. Quizás hemos difuminado la linea que separa al lector, seguidor o «amigo» de aquel que va a permitirte seguir adelante en tu proyecto profesional. Quizás todavía estamos aprendiendo y todo esto irá aclarándose poco a poco.

Pero la pregunta que cada día debería hacerse un Agente Libre cada mañana es ¿Quién es realmente mi cliente? o dicho de otro modo ¿Para quién estoy trabajando? Si no lo sabes, empieza por mirar en tu casa, a tus hijos, a la gente que depende de tí. A lo mejor te ayuda a poner algunos límites.





Compartir esta publicacion