¿Cuanto te cuesta estar en La Red?

No, no voy a hablar de la posibilidad de que las Redes Sociales dejen de ser «gratuitas». Tampoco voy a referirme a esa falsa idea de que todo lo que está en La Red es gratis porque parafraseando a la ministra Carmen Calvo, la información pública no es de nadie. Solo quiero reflexionar sobre los costes ocultos que implica el uso de Internet para el desarrollo de una Marca Personal.

Supongo que a medida que me hago mayor soy más consciente de la importancia del tiempo. Con el tiempo me ocurre igual que cuando vivía en Alicante y me dijeron que tenía que irme a vivir a Madrid. Justo cuando te dicen que vas a dejar de tener el mar y la playa a tu alcance, es cuando lo echas en falta.

El tiempo es el recurso más escaso, es irrecuperable y no puedes comprarlo ni venderlo. En ese sentido es el recurso más caro. Sin embargo, viendo lo que ocurre en dospuntocerolandia parece que todo el mundo vaya a vivir eternamente. Pensar que el Branding Personal consiste en estar dando guerra todo el día en las Redes Sociales es un error estratégico que muchos están cometiendo.

Desde un punto de vista material, muchos olvidan que esto del posicionamiento y de la Marca Personal es solo un medio. Lo que realmente quieres conseguir es transmitir claramente lo que te hace valioso para obtener tus objetivos con más facilidad. Pero estar todo el día machacando con tus historias no creo que sea el camino.

Evidentemente es fundamental darte a conocer. Y las Redes Sociales son una buena herramienta si se utilizan racionalmente. Pero su facilidad de uso, su falsa «gratuidad» y las implicaciones psicológicas (sentir que eres «alguien», que tienes «amigos»,…) la convierten en un agujero negro que no deja de «tragar» recursos mientras entre todos las hacemos más grandes.

El Branding Personal hay que gestionarlo como un proyecto en el que hay que establecer unos objetivos y asignar unos recursos limitados. Por lo tanto, si dedicas uno de esos recursos a algo, deberás quitárselo a otra cosa. Eso significa que siempre que hagas algo, vas a pagar un precio o dejar de obtener algo. Aquí, de nuevo, entran en juego los valores y las prioridades personales. Eres tú el que va a decidir, consciente o inconscientemente lo que es más importante.


  • ¿Crees que no pagas un coste cuando te dedicas a echar un vistacillo a tu «smartphone» mientras estás comiendo con tu familia? ¿No te das cuenta de la cara que pone tu mujer o tu marido o tus hijos cuando te están hablando y tu estás agilipollad@ con los cacharritos?
  • ¿Crees que poner un Twitt es solo cosa de unos segundos? ¿No te has parado a pensar el tiempo que dedicas antes y después de escribir el Twitt? ¿Estar al tanto de Twitter no te rompe el ritmo de trabajo?
  • ¿Cuanto te cuestan a tí o a tu empresa las cuatro, ocho o diez horas que dedicas a la semana a estar haciendo «pandi»? ¿Crees que todos esos miles de «followers» van a estar ahí para echarte una mano cuando tengas problemas?
  • ¿Tiene sentido que pierdas un solo segundo de tu vida poniéndote de mala leche (y pagándolo con quienes realmente te aprecian) por un comentario de alguien que ni conoces ni te conoce?
  • ¿Cuantos libros «de verdad» estás dejando de leer porque te dejas engañar (o autoengañar) pensando que en La Red hay mucha información (¿util?)?
  • ¿Cuantos contactos con seres humanos reales, conocidos y cercanos estás descuidando mientras intentas que te tengan en cuenta personas para las que no existes?

Si estas preguntas acusan y señalan con el dedo a alguien es a mi mismo. Siento que, aunque profesionalmente no me puedo quejar, hay algo que no estoy haciendo bien en dospuntocerolandia. No me refiero a la forma de utilizar lo dospuntocero sino al lugar que ocupa en mi estrategia.

Digo esto porque, cuando reflexiono sobre estos asuntos, siempre aparecen personas que me cuentan cosas extraordinarias sobre lo que consiguen con las Redes Sociales. Les felicito por todas las oportunidades, empleos y negocios que generan gracias a Twitter y Facebook. Pero me temo que estrategicamente es muy arriesgado «invertir» gran parte de tu recurso más escaso en algo que proporciona unos resultados cuanto menos dudosos, mientras descuidas otras facetas fundamentales.

Alguien dijo que «Si no estás pagando por algo, no eres el cliente, eres el producto», creo que es cierto. En realidad, en dospuntocerolandia estamos trabajando para Zuckerberg, Stone, o Brin. Ya estamos pagando un canon para que otros se hagan ricos. Quizás ese precio sea demasiado alto. Tú decides si te compensa.

Actualización: Buena sugerencia de Celestino

http://www.youtube.com/watch?v=17ZrK2NryuQ


Compartir esta publicacion