Menos trolololo y más protocolo

En el post anterior hablaba del último libro de Malcolm Gladwell y hoy tengo que volver a hacerlo porque uno de sus capítulos trata un asunto con el que no puedo estar más de acuerdo y que, como explicaré, tiene mucho que ver con la creación de un modelo de Marca Personal.

Gladwell cita al autor de El cisne negro para explicar la importancia de tener un método.

La clave no está en tener ideas, sino en tener la receta para manejarlas. No necesitamos moralismos. Necesitamos un conjunto de trucos, un protocolo que estipule precisamente lo que debe hacerse en cada situación. Una vez construido el protocolo, ya podemos decir: «No me escuches a mí, escucha al protocolo»

En otro capítulo, Gladwell dice:

Si una revolución no es accesible, tangible, replicable, ¿Cómo diablos va a ser una revolución?

Curiosamente, Seth Godin en ¿Eres imprescindible? que estoy leyendo ahora, dice:

He aquí la ley: todo proyecto, si se divide en partes lo bastante pequeñas y predecibles, se puede completar casi a cambio de nada.

Por último, cito al tercer gurú y posiblemente el más influyente de los tres ;-), Alfonso «Yoriento» Alcántara twitteando un evento de coaching:

Decirle a alguien cómo debería ser, es un sermón; explicarle cómo podría llegar a serlo, es metodología. Menos doctrina y más técnica.

Digo todo esto porque desde el principio de mi proyecto he tratado de encontrar una forma de protocolizar el Branding Personal. Creo que es fundamental tener un método replicable, reproducible y transferible para conseguir que cualquiera pueda aplicarlo al mínimo coste posible.

Existe una tendencia a convertir cualquier materia o concepto en algo místico, solo accesible a unos pocos elegidos (por ellos mismos). Creo que parte de la culpa del deterioro de conceptos tan interesantes como el coaching es que se utiliza más como arte que como ciencia. Parece que depende más del que lo ejecuta que del propio modelo. Evidentemente esto permite que algunos espabilados se forren vendiendo algo que es de puro sentido común. Por eso les interesa mantener ese aura de seres que han alcanzado un nivel superior de sabiduría.


Me temo que en este querido país nuestro se valora más la clásica improvisación ibérica (nuestro gobierno es un digno representante) que la aplicación de modelos, programas, planes y proyectos. Aquí funciona más el Trolololo que el protocolo. Y así nos va.

Podemos pensar que tener un método para hacer las cosas nos puede restar «frescura» o creatividad. En realidad es todo lo contrario. Una cosa es seguir una serie de etapas y otra muy distinta es no tener grados de libertad. Al estar limitados a un número reducido de alternativas es cuando debemos ser más ingeniosos.

Mi concepción del Branding Personal es similar a un proyecto de ingeniería en el que se gestionan unos recursos limitados para alcanzar un objetivo: el posicionamiento personal o profesional.

Y en esta vida, todo, incluso lo más «intangible» puede descomponerse en pasos más sencillos, manejables y concretos.

Conceptos como la felicidad o el éxito pueden descomponerse en elementos simples, y estos, a su vez, pueden alcanzarse mediante tareas o acciones concretas. ¿No te ves capaz de hacerlo? Seguro que sí, lo que posiblemente no tengas es la actitud o la voluntad de actuar y de ponerte en marcha. ¿O no?

Gladwell también hace una crítica a la obsesión por el talento y los «listillos» que han sido tan valorados en los últimos años. Dice que empresas como ENRON se obsesionaron por contratar y dar toda la libertad del mundo a «cerebritos con talento» que acabaron jodiéndolo todo. La conclusión de Gladwell es que son las organizaciones bien estructuradas, y no las lumbreras, las que sacan adelante las empresas.

El mito del talento presume que la gente inteligente hace inteligente a una organización. Pero es mucho más frecuente que ocurra al revés.

Por eso, si quieres poner en marcha tu proyecto de posicionamiento de Marca Personal no escuches cantos de sirena de iluminados. Todo es mucho más sencillo.

Al no depender del «ARTE» de un iluminado podrás ser tu mismo quien diseñes tu propio proceso de posicionamiento personal o profesional.

Un proyecto, una estrategia te permitirá:

  • Generar confianza en los demás al detectar que saben por donde vas
  • Generar confianza en tí mismo al tener claro lo que vas a hacer
  • Generar mejoras en el proceso a medida que lo aplicas
  • Minimizar el elemento emocional al desglosar tu plan en etapas objetivas
  • Ser más eficiente al evitar la dispersión
  • Ser más regular al aplicar rutinas establecidas

En resumen, creo que necesitamos menos líderes carismáticos, menos «talentosos» y expertos en talento y muchos más profesionales planificadores, protocolizadores y con dos dedos de frente.





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