¡Qué malo es el branding y el marketing!

Hace unos días, un asistente a uno de mis cursos se resistía a realizar un ejercicio porque decía que eso de «vender» su trabajo le parecía algo desagradable. Este tipo de actitudes no es extraño, y suelo encontrarme con al menos un «crítico» en cada uno de los seminarios que imparto.

Lo curioso es que cuando debates con ellos, su razonamiento sigue un proceso similar al de una venta. Utilizar argumentos, rebatir objeciones, conseguir objetivos, etc. En ese momento es cuando se dan cuenta de que constantemente estamos vendiendo, ideas, proyectos, visiones de la vida, el sitio donde vamos a cenar, etc.

Por alguna razón, todo lo relacionado con la venta, con el marketing o con las marcas tiene un tufo desagradable. Parece que se asocia a vendemotos, a mentira, a engaño.

El Marketing y el Branding, al menos en teoría, se dedican a sacar lo mejor de las empresas, productos y en mi caso, personas, para ponerlo a disposición de los demás.

Sin embargo, una mala utilización de estos métodos por parte de algunos, han podido provocar mala fama de estos conceptos. Creo que muchos profesionales han utilizado estas potentes herramientas para ocultar, tapar o falsear la realidad o las debilidades propias en lugar de potenciar las fortalezas auténticas.

En cualquier caso, no dejan de ser eso, herramientas que pueden ser utilizadas bien o mal igual que se puede hacer con un coche, un cuchillo jamonero, la justicia, la religión, la energía nuclear o la televisión.


No se puede descalificar un concepto por el mal uso que han hecho algunos (o muchos) de él.

Ademas, existen muchos prejuicios absurdos asumidos por una gran parte de la población que asocian negativamente la marca y el marketing con la venta y esta a su vez con el dinero. Y ya sabemos que el dinero es malo, terrible y por eso a nadie le interesa ¿Verdad?
En realidad la mayoría trabaja (vende su trabajo) porque ama su profesión y lo haría gratis ¿Verdad?

No dudo de que algunos tengan una posición sincera y honesta contra estas herramientas y contra el intercambio abierto de bienes y servicios, incluido el trabajo personal, y vivan en consecuencia. Pero me da la sensación de que muchos de los que se rasgan las vestiduras cuando les dices que lo que hacen es útil para ellos pero sobre todo para los demás, mantienen una actitud hipócrita o lo que es peor, sincera pero basada en una «programación» erronea.

Termino con un comentario de Quique Coach que dejó hace unos días en uno de mis post:

«los que dudan de estos conceptos lo primero que deben saber es que ya, hoy, tienen una marca y dejan una marca, aunque no lo sepan (o no quieran saberlo). Lo que probablemente tampoco sepan es que hay herramientas disponibles para gestionar esta marca que ya dejan, de forma que les ayude a conseguir sus objetivos personales y profesionales…..»


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