Lecciones Aprendidas XXII: El aspecto y la imagen

En varias ocasiones hemos mantenido debates sobre la idoneidad o la necesidad de tener un aspecto adecuado o vestir de una determinada manera.

También he dicho que yo soy el menos indicado para dar consejos sobre la imagen personal. No soy experto en ese tema y aunque es un elemento que forma parte del «envase» creo que tiene una importancia relativa frente a la relevancia o la credibilidad.

Sin embargo, me gustaría contar algunas experiencias propias que pueden ser útiles. Son solo impresiones y no creo que haya que sacar una conclusión general.

Uno de los nuestros. En las ocasiones en las que he tenido que hablar ante públicos «senior» o de «cierto nivel» en la pirámide empresarial he considerado más apropiado utilizar traje y corbata. Para mi no supone un problema ni voy a sacrificar ninguno de mis valores por hacerlo. Creo que al ir con un aspecto similar al de «ellos», se han aceptado mejor mis ideas.

Digamos que ir con un «packaging estandar» me ha permitido decir cosas poco convencionales. Podríamos decir que tener el aspecto que otros desean/esperan te da derecho a expresar tus ideas con mayor margen de maniobra.

Esto es aplicable también a los medios y a la notoriedad. El aparecer en determinados sitios de prensa «seria» consigue que algunas ideas más o menos rompedoras como el Branding Personal sea aceptado con más facilidad.


Cordero con piel de lobo. En otras ocasiones ha ocurrido lo contrario. Presentar un aspecto más «casual/coleguita» te permite decir cosas serias y profundas ante una audiencia que las rechazaría si las dijese alguien con un aspecto más académico.

En cualquier caso, creo que el aspecto es importante en un primer momento. Puede suponer más una barrera de entrada que un elemento de valoración a largo plazo. Creo que es posible que te rechacen por «tus pintas» si es el único elemento a valorar o si no te dan opción a poner «tu mercancía» sobre la mesa. Sin embargo, si tienes la oportunidad de expresarte, el tener algo relevante que ofrecer te da derecho a tener el aspecto que desees.

Por lo tanto, quizás el aspecto sea menos importante cuando podamos demostrar que somos útiles. Cuanto más valioso sea lo que ofreces, menos tendrás que atenerte a unos códigos de conducta o vestimenta. Lo que no implica que tengas que comportarte como un salvaje.

En un mundo ideal, todos deberíamos comportarnos como en un chat pre-videoconferencia. El chat elimina el rechazo físico y permite llegar a conocer mejor a la otra persona sin saber siquiera si es una persona.

Creo que conseguir un posicionamiento sólido, una buena reputación o construir una Marca Personal reconocida te permite escoger tu aspecto y te da más libertad de comportamiento en general.

Como digo, estas son solo unas reflexiones rápidas basadas en experiencias. No pretendo sentar cátedra ni elaborar una tesis sesuda sobre ello.





Compartir esta publicacion