Química Recreativa XXIII: Refinerías y Oferta Profesional

Si habéis visto mi CV, la primera empresa en la que trabajé fue REPSOL. Guardo muy buenos recuerdos de aquella etapa.
No se me olvida que una de las primeras cosas que aprendí fue el funcionamiento básico de una refinería.

A pesar de su complejidad, tamaño y aspecto, una refinería no es más que un montón de tuberías y calderas que separan los distintos componentes del petróleo. Dicho en pocas palabras, se trata de meter una sustancia negra y viscosa en un destilador (esas torres altas que se ven) para descomponerlo en elementos más valiosos.

El petróleo es como los cerdos, todo se aprovecha. No os podéis imaginar la de cosas que utilizamos que provienen del oro negro. Desde parafinas a sustancias para cosmética, desde plásticos a azufre, desde butano a asfalto…

La sección en la que yo me encontraba se encargaba de comercializar los «desperdicios», lo que quedaba en la parte baja de la torre, las sustancias de menor valor. Eran componentes que en otros momentos habrían sido consideradas inútiles, pero alguien supo sacar rendimiento a esos subproductos.

Pues bien, parte de mi trabajo actual y del proceso de descubrimiento de una Marca Personal es similar al destilado de petróleo. Aunque aparentemente todos somos iguales o parecidos, la realidad es bien distinta. Aunque, igual que ocurre con el petróleo, se nos trate como una materia prima y nuestra «cotización» dependa del mercado, debemos ser capaces de separar los elementos que nos diferencian y nos hacen valiosos.


Lo curioso es que nuestras carreras profesionales se parecen más a la formación del crudo que a su destilación. En ambos casos, profesión y petróleo, partimos de organismos y elementos vivos, valiosos, pero el tiempo, la presión y algunos acontecimientos imprevisibles los convierten en esa masa negra que acaba enterrada durante demasiado tiempo.

No todos los petróleos son iguales, depende de su origen, del estado de los yacimientos, de la geología,… Eso les da unas características u otras.
Con las personas ocurre igual, la historia profesional de cada uno, va a definir nuestro valor. Por eso, para desarrollar nuestro posicionamiento, es importante hacer un análisis, una destilación de todo aquello que podemos aportar.

Y todo es útil y aprovechable. De todo se puede sacar algo. La división en la que trabajé nació para encontrar salida a la «basura» petroquímica pero acabó convirtiéndose en algo muy importante.

Las personas podemos hacer lo mismo, aunque creas que no sirves para nada o que estás acabado, siempre hay algo que puedes aprovechar, incluso ese sentimiento tiene algo de energía.

Quizás si yo no hubiese conocido el funcionamiento de una refinería no estaría hablando hoy de Marca Personal.





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