Para un martillo, todo son clavos

Hace unos días comentaba una de las leyes de Branding Personal de Peter Montoya. Ayer al volver de un taller de Marca Personal en San Sebastián pensé en otra de las leyes de las que habla Montoya, la especialización.

El taller estaba compuesto por un grupo muy interesante de profesionales y emprendedores de varios sectores que aportaban ideas diferentes pero complementarias. Cada uno tenía su especialidad, pero a su vez, todos eran capaces de ver el mapa completo, la generalidad.

Creo que el posicionamiento de una Marca Personal requiere que una persona sea percibida como especialista, como experta en una materia. Sin embargo, hay un riesgo muy grave de caer en la miopía. Hay un refrán que dice algo así como que para un martillo todo son clavos y esto encaja con lo que digo.

Es muy facil caer en la tentación de ofrecer a tus clientes la solución que conoces o con la que te sientas más cómodo porque eres el mejor en eso. Sin embargo, no siempre es así.


Lo que más me gusta del concepto de Marca Personal, tal y como yo lo estoy desarrollando, es que tiene una visión general de las cosas, bebe de muchas fuentes y aplica ideas de muchas materias por lo que es dificil obsesionarse con una única solución.

Hay momentos en los que tienes que tener un enfoque de gestión de proyectos, en otros tienes que utilizar herramientas de PNL y en otros debes pensar como un comercial puro.

No sirve de nada ser experto en gestión del tiempo si el problema del cliente es la falta de confianza en si mismo. Es inutil tratar de ser el mejor en algo si no utilizas herramientas de visibilidad para que te conozcan. Es absurdo dedicar años a prepararte para algo si no eres capaz de diseñar una estrategia de posicionamiento.

Creo que en este mundo hiperespecializado es necesario tener una visión generalista de las cosas… y viceversa.





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