Marca Personal o el derecho a ir como te apetece

Hace unas semanas escribí un post hablando sobre la relación entre la forma de vestir y la Marca Personal. Ese post generó un pequeño debate entre gente a la que aprecio (Antonio, Rafa, Raúl, etc.) y mucho más lista que yo y me di cuenta de que el planteamiento que hice era erróneo.

Mi intención no era defender el traje o la camiseta sino reflejar el hecho de que en los ambientes más asfixiantes estás obligado a presentar un aspecto determinado y rígido. Y eso se aplica a una gran empresa de consultoría, a un régimen totalitario o a una tribu urbana.

En los que debatieron sobre el tema, había dos posturas encontradas. Los que jamás irían con traje y los que están encantados con él. No son incompatibles. Mi obsesión no es el tipo de «envase» con el que te envuelves sino la LIBERTAD de elegir tu aspecto.

Creo que a nadie se le van a caer los anillos por llevar corbata y no va a suponer una traición a sus valores, pero es importante sentir que puedes escoger.


Creo que la lección que hay que sacar de todo esto es que la posibilidad de presentar un aspecto «diferente» al que espera tu entorno es una posibilidad que pocos tienen. Solo aquellos que son reconocidos como necesarios o incluso imprescindibles pueden vestir como les apetece. La posibilidad de romper con los estándares establecidos es algo que refleja tu valor en el entorno.

Cuando eres el único que puede satisfacer una necesidad o tu valor percibido es grande (la cuantía va a depender del entorno), puedes escoger tu aspecto, tu comportamiento o incluso ciertas extravagancias.

La posesión de una Marca Personal deseada te va a permitir tomarte ciertas licencias en asuntos en los que normalmente no puedes escoger.

Foto vía no puedo creer





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