Más sobre Políticos y Branding Personal

Aunque ya hace meses que votamos, en los últimos tiempos me han vuelto a insistir preguntándome porqué no dedico más tiempo a la Marca Personal de los políticos. Mi respuesta es sencilla: Porque no tienen o mejor dicho, porque no pueden tenerla. Hay otra razón, la desilusión, el desencanto y la lejanía de la realidad de todos ellos, pero ese es otro tema.

Hay políticos que lo han sido toda su vida, que no han hecho otra cosa, que son incapaces de entender lo que es el mundo real y por lo tanto difícilmente podrán satisfacer nuestras necesidades. Tienen que basarse en lo que les digan sus expertos en marketing. Ven la vida con los ojos de otros o peor aún, con tablas y gráficos de intención de voto.

Suelo decir que los políticos son solo componentes del envase de los partidos. Un político es solo un elemento más de un tinglado de marketing e imagen. Un político no puede permitirse pensar, tener ideas propias. Solo es un instrumento de comunicación. Los partidos tienen unas especificaciones y todo el mundo debe cumplirlas.

Por lo tanto, los líderes de los partidos son marcas blancas, solo sirven de soporte y son fácilmente sustituibles. En cualquier otro contexto sería absurdo dedicar el tiempo que se dedica a comentar el color de la corbata o los retoques de las fotos en los carteles. Se supone que nos estamos jugando nuestro bienestar pero nos preocupamos más por el flequillo o las cejas del candidato que de lo que nos proponen.

Creo que con esta actitud se está sembrando la semilla del totalitarismo. Ha llegado un momento en el que nadie espera nada de los políticos ni de otros estamentos. Y si quienes tienen que velar por nosotros no lo hacen, pronto empezarán a surgir quienes ocupen su lugar.

En cualquier manual básico de técnicas comerciales y de venta te dicen que al cliente le interesa lo que puedes hacer por él. Al cliente no le importa quién eres ni que hables de ti. Quiere saber lo que puede ganar si trabaja contigo. Como Marcas Personales debemos encontrar siempre la forma de satisfacer las necesidades de otros. Pero parece que eso lo desconocen los partidos. Ellos son el alfa y el omega, el huevo de Colón, la caja de Pandora y el ombligo del mundo.


Pues bien, si os fijáis, los políticos se pasan en día hablando de ellos mismos, criticando al contrario o explicándonos sus organigramas. La noticia no es lo que hacen para mejorar nuestra vida sino lo buenos que son organizando congresos. ¿Qué pasaría si tu o tu empresa hiciéseis eso?

Los políticos no tienen un producto o servicio, solo tienen mensajes que adaptan en función de las encuestas y estudios de mercado. Eso consigue que su marca carezca de valor al ser completamente inconsistentes y por lo tanto poco fiables.

Las tácticas de influencia de los políticos son absolutamente burdas y primitivas por una sencilla razón, no necesitan otras. Es muy frecuente que utilicen un truco que conocéis bien los que tenéis hijos. Es muy habitual que se pueda vender cualquier cosa a un padre primerizo (desde pañales «de marca» a perímetros de seguridad con sistemas laser y guardias armados) con el argumento directo o indirecto de: «¿No estás dispuesto a gastarte lo que haga falta aunque sea absurdo? ¿Que pasa? ¿Es que no quieres a tu hijo/a?»

Los políticos utilizan una fórmula parecida. Si dices que crees que hay que plantearse de nuevo la energía nuclear te dirán algo como «¿Es que quieres que el planeta desaparezca?» o la contraria «Es que quieres que se pierdan esos puestos de trabajo o volver a las cavernas». Si dices que no estás de acuerdo con la política de cuotas, te dirán «¿Es que eres un machista retrógrado y casposo? ¿Odias a las mujeres?» o la contraria «¿Es que vamos a poner a mujeres aunque sean incompetentes?» y así con todo.

En la fórmula del RECONOcimiento creo que los políticos compensan la falta de RElevancia y de COnfianza con un exceso de NOtoriedad. El problema es que cuando se es incapaz y además poco fiable, el hecho de estar todos los días en los medios solo hace más evidente su pequeñez.

Por lo tanto, seguiré sufriendo en silencio a la clase política pero dudo mucho que dedique a ellos más tiempo del que me obligan.





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