Envases y Uniformes

Hace pocos días, en la misma jornada, asistí a dos eventos relacionados con la empresa. Sin embargo, a pesar de este vínculo común, fue como estar en dos mundos diferentes y practicamente opuestos.

Por la mañana asistí a uno de esos numerosos eventos que con la excusa de un tema más o menos de moda (en este caso era liderazgo) se presenta un producto o servicio. A mi me invitó un amigo que iba a hablar y que fue el único que dijo algo interesante y diferente. Pero por lo visto para asistir había que pagar y no era precisamente barato.

Toda una mañana de discuros vacíos, de lugares comunes y de bostezos a «cascoporro». Eso sí, todos iban muy arregladitos, encorbatados y engominados. Ellas más tuneadas que maquilladas. Todo muy fino, con mucho gusto (como diría mi madre), en el Casino de Madrid. Al final, medio día perdido.

Por la tarde, Iniciador. ¡Por el amor de Dios! Menuda diferencia. No voy a descubrir lo que es Iniciador, pero después de lo de por la mañana era como una ventana abierta. Del traje a la camiseta, del zumo de naranja a la cervecita, del estiramiento al buen rollito, del mensaje de cuatro horas sin contenido a un chorro de información útil de Rodolfo Carpintier en pocos minutos.


Y eso me ha hecho reflexionar una vez más sobre la importancia del aspecto y la imagen en la Marca Personal. Reconozco que hay ocasiones concretas en las que creo que hay que ir con el «envase» o el «packaging» apropiado. Pero

¿Que trata de transmitir o más bien ocultar el traje o la corbata?
¿Son/somos menos válidos los que vamos a Iniciador por ir como nos apetece? o
¿Podemos ir como nos apetece porque nuestro valor está en lo que hacemos y no en la forma en que vestimos?
¿Porqué sigue siendo tan importante ir «de uniforme» a las entrevistas de trabajo?
¿Es que a pesar de todos los tests, pruebas y entrevistas los responsables de RRHH siguen decidiendo por el aspecto?
¿En que se diferencia el aspecto de los ciudadanos de la china maoista de cualquier zona de negocios de una gran ciudad?

Creo que en un mundo de Marcas Personales y de profesionales reconocidos el peso del aspecto será pequeño o nulo. No hay más que ver lo que ocurre en las empresas de Silicon Valley.
Ir «de uniforme» implica reconocer que el envase es más importante que el contenido y eso no encaja con el Branding Personal.
Es curioso, pero cuanto más reglamentado es el oficio y hay menos grados de libertad, más importancia tiene el uniforme (militares, religiones,…) y te convierte en la marca blanca perfecta.





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