El método científico y la vida de los otros

Quizás por mi formación científica, desde que puse en marcha mi proyecto de Marca Personal tuve claro que debía cumplir tres condiciones:

  1. Tenía que tener una base experimental (mi vida profesional, los experimentos en La Red, la utilización de los medios,…).
  2. No debería hablar de nada que no hubiese vivido en mis carnes. Y si ocurría, debería ser lo mínimo posible y comprobado en otras personas cercanas.
  3. Debería ser un modelo reproducible. Como cualquier científico sabe, una teoría solo puede ser validada si se puede repetir en cualquier situación.

Pues bien, creo que en el mundo de la gestión lo más habitual es justo lo contrario. Creo que hay demasiada gente que vive la vida de otros. Muchos autores o conferenciantes de temas de gestión (especialmente los españoles) se dedican a contar historias y a elaborar teorías que quedan muy bien sobre el papel pero que no pasarían el mínimo filtro de sentido común. En muchas ocasiones ocultan la vacuidad de su discurso con una pedantería y almibaramiento que produce arcadas.

Yo dividiría la literatura y las conferencias de temas de empresa en cinco tipos:

  1. Los que cuentan su experiencia. En este caso suelen ser empresarios que han tenido éxito (Branson, Bloomberg, Varsavsky, Trump…). Suelen ser historias que motivan pero que como decía antes, son dificilmente reproducibles, por lo tanto no cumplen el método científico. Suelen ser historias sesgadas porque, de forma inconsciente o premeditada ocultan datos que pueden ser vitales. Esos autores escriben «las claves o la fórmula» del éxito a toro pasado. Lo que cuentan tendría más valor si hubiesen descrito su método antes de triunfar.

    Hay un subgrupo, especialmente en el mundo de la farándula y el deporte que está viviendo su momento de gloria. Son los cocineros, deportistas o famosillos que se dedican a trasladar sus conocimientos en la preparación de la fabada deconstruida al mundo del liderazgo, el talento o cualquier otro asunto de moda.

    También hay jurados-asesores de concursos televisivos que creen que pueden aplicar su momento de gloria a cualquiera. Pero ¿cuantos «triunfitos», «supermodelos de mercadillo» o sucedaneos de Leroy Johnson han tenido éxito tras recibir sus clases magistrales? ¿Cuantos tienen y han dejado marca? ¿Donde está su modelo? ¿Aparecer en pelotas en la portada de Interviú es una estrategia de posicionamiento inteligente? Pretenden crear personas-producto pero solo crean objetos desechables.

    Hay un último grupo interesante, el de los supervivientes de los Andes. Quizás su forma de actuar si puede ser válida para la gestión actual ya que su fórmula para sobrevivir es lo más parecido a lo que ocurre en muchas empresas.


  2. Los que cuentan la experiencia «real» de otros. Este tipo se dedica a coger las vidas de personajes historicos recientes o del pasado y a tratar de destilar las claves del éxito. Este es un formato muy apreciado por la «gurusía ibérica». Leonardo, Maquiavelo, Shakespeare o los clásicos griegos y latinos son personajes que no deben faltar en ningún autor que pretenda ser alguien en este país.
    También les encanta extrapolar experiencias deportivas al mundo de la empresa aunque por el aspecto de algunos parezca que el único deporte que practican es el «sillónbol».

    Si en el caso anterior era dificil extrapolar las experiencias, en este caso es practicamente inutil ya que lo que nos cuentan son sus propias teorías o neurosis. Creo que si Leonardo leyese lo que dicen que él haría para motivar a un equipo, se descojonaría.

  3. Los que cuentan historias de personajes de ficción. Estos son legión. Ahora cualquiera que haya visto tres películas recientes o haya leído dos novelas de aeropuerto te puede decir lo que haría cualquier personaje inventado para sacar adelante un proyecto mejor que tú. Lo de crear una empresa no es obligatorio, solo hay que saber contar una historia.

    Esta es la barra libre de la literatura de gestión para «dummies». Todo vale. Lo bueno es que no puedes rebatirles porque ponerte a discutir la forma de actuar en la empresa de Harry Potter, del Hombre de hojalata o de El Quijote es como pelearse con alguien sobre el estado civil de Mickey Mouse.

    Y luego dicen que los aficcionados a los juegos de rol, al Señor de los Anillos o a Star Treck son frikis.

  4. Los que cuentan historias inventadas (preferentemente orientales). Estos ya son la repera. Son los queseros, los fabuladores, los bucaycoelho, los de las historias sufíes, los que creen que la empresa es un cuento de hadas y los emprendedores somos caballeros andantes. Son los que piensan que cualquier historieta ambigua que venga de un país lejano o de alguna cultura desaparecida tiene una superioridad moral y cultural mayor que la nuestra.

    Según estos autores, somos unos pobres occidentales destrozados y deprimidos por la cultura materialista y el consumismo y debemos recuperar las historias místicas mientras comemos ensalada de Tofu y soja sobre un tatami.

    El problema es que todo lo que nos cuentan ya lo sabemos desde Samaniego o Esopo y nos lo han transmitido nuestros padres y abuelos de un modo u otro. No vayas con desconocidos, trabaja, adáptate,… En el Lazarillo de Tormes hay más universidad de la vida que todo lo que nos pueda contar alguno de estos nuevos fabuladores.

  5. Los citadores o cortipega. Uno de los fenómenos más preocupantes que me he encontrado en los últimos tiempos es el de los recopiladores. Supongo que gracias a Internet actualmente es posible hacer un libro solo de citas o decálogos sobre cualquier asunto. En este momento puedes hacer una búsqueda en Google sobre cualquier tema y con un poco de paciencia puedes escribir un libro.

    Para poner la guinda debes escoger unas cuantas citas de esas que ya has oido muchas veces y te queda un librillo majo para poder presumir. Eso sí, no te olvides de incluir la historia de los tres canteros que construyen una catedral, no por repetida es menos eficaz.

En realidad esta
es una división muy rígida, pero normalmente suele ser una mezcla de varios tipos. Mi consejo es que si queréis ficción, lo mejor es que leáis una novela y si queréis gestión leáis a quienes han desarrollado un modelo y lo han puesto en práctica con éxito una y otra vez.





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