Libros, estatus de experto y citas a ciegas

Quienes me seguís, conoceis mis tribulaciones a la hora de escribir el libro definitivo de Marca Personal. De hecho, este verano escribí un texto demasiado extenso basado en mis ideas y opiniones, pero no me acaba de convencer.
Aunque me encantan, no quiero escribir un Funky Business o un Freakonomics. Más bien pienso en escribir un manual práctico, técnico y operativo como los de informática.

Hay demasiada filosofía de asuntos de empresa en las librerías y muy poca «chicha». No quiero escribir otro libro de aeropuerto lleno de obviedades, un panfleto autoayudista para ejecutivos estresados, un cuento-metáfora de ratas y princesas o una guía divulgativa en doce pasos para consumo rápido.

Mi intención es publicar un «Handbook» o Manual Completo de Marca Personal en el que se recopile todo mi modelo. Hay muchos elementos importantes, toca aspectos muy heterogéneos y es demasiado global como para reducirlo a ochenta páginas de letra gorda.
Quiero ofrecer algo que sea realmente útil y aplicable. Pero me falta el recurso más escaso, el tiempo. Hay que priorizar. Para un emprendedor lo importante es la facturación, mantener con vida el proyecto, lo demás puede esperar.

La información, los datos y el modelo están ahí, esperando a ser convertidos en papel. Por cierto ¿Alguien sabe como se puede conectar por USB mi cerebro a mi impresora? Es lo único que necesito.


Dicho esto, he llegado a las siguientes conclusiones sobre la obsesión por publicar.

  1. Los «expertos en expertos» (generalmente norteamericanos) dicen que para convertirse en un profesional de referencia hay que tener un libro en la calle. Sin embargo, quienes lo dicen pertenecen al mundo analógico, al del siglo pasado. Lo cuentan en su propio libro pero muchos no tienen web.
  2. Actualmente internet y el mundo digital proporciona y democratiza las herramientas que te permiten posicionarte como experto o lo que es lo mismo, para tener una Marca Personal. Ya no necesitas poner un volumen de tapas duras en la calle. Ahora puedes ir dosificando, descargando y actualizando la información a medida que evolucionas tú y tus teorías. ¿No es eso mejor que tener un ejemplar obsoleto, caro y poco ecológico cogiendo polvo?
  3. No hay que olvidar que sigue habiendo mucha gente a la que impresiona un libro o un documento en papel. Personas que consideran que la misma información en un disco duro tiene menos valor que en una estantería. Me gustaría pensar que no es mi mercado, pero creo que no puedo olvidarme de ellos. Quizás porque yo también amo los libros, soy semianalógico o digilógico.
  4. ¿Hasta que punto es más experto un autor en papel que uno que transmita la información mediante blogs, vídeos, podcasts, conferencias o lo que pueda surgir? ¿Es más experto en management un escritor «profesional» de los que estamos hartos de ver en las páginas salmón o, por ejemplo un Julen, un Dioni, un Jorge o un Miguel Angel que lanzan nuevos conceptos diaria y pacientemente?
  5. Desde hace tiempo encuentro más ideas interesantes e innovadoras en un día en la red que en un año en los libros.
  6. Hay demasiada basura publicada y publicándose. Reconozco que cada día me cuesta más encontrar ideas originales en los libros. Creo que han conseguido minimizar su impacto. La marca LIBRO ha perdido influencia y credibilidad.
  7. Antes había copias, plagios, opiniones, réplicas, contraréplicas y refritos de textos de otros, pero eran detectables solamente por los eruditos. Ahora cualquiera puede hacer un libro tomando ideas de la red. Tenemos páginas llenas de texto, pero vacías de ideas y nuevas teorías. Más que libros, parecen trabajos de colegio. ¿No es enfermizo lo que está ocurriendo con temas como LA FELICIDAD o EL MIEDO que saturan las librerías?
  8. Lo que más me asombra es la orgía de citas en que se han convertido los libros actuales. Citas, citas de citas, citas a ciegas, casas de citas. Eso es lo que parecen los ensayos de «management» que han caido ultimamente en mis manos. O. Wilde, M. Twain, W. Allen, B. Franklin,… No solo son las mismas citas una y otra vez, sino que son los mismos autores. Pocos nacionales, la mayoría anglosajones. Citas ampulosas, vacías, sacadas de contexto pero impresionantes a primera vista. ¿Donde están Quevedo, Lope, Santa Teresa, Ortega o incluso Santiago Segura?
  9. Los mismos cuentos. Cuentos suaves, blanditos, orientales preferentemente, con mucho mensaje profundo. ¿No estais hartos de leer el de los tres obreros que construyen una catedral? Como decía antes, más que ensayos serios parecen trabajos de fin de curso, y encima copiados.
  10. Un consejo, si quereis que os tengan en cuenta en el círculo de eruditos de la gestión, no os olvideis de citar la Etica a Nicómaco cada dos o tres páginas y dad unas pinceladas de Shakespeare. Hablad de ellos como si fuesen vuestras lecturas de cabecera. Podeis decir que mientras otros leíamos a Asterix o a Tintín, vosotros aprendiais de Aristóteles como Alejandro Magno.

Por todo esto, creo que publicaré mi Manual de Personal Branding cuando tenga tiempo para plasmar de la forma en que deseo todo el proceso de construcción de una Marca Personal.

Y no creo que tarde demasiado. O si. No se. ¿Quien lo dijo? ¿Aristóteles?





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