Indigestión de gestión y perritos cutres

Hace pocos días estuve en uno de esos actos en los que se reúnen unos cuantos responsables de RRHH a contarse sus penas en una escuela de negocios «seria».
Asistí porque me invitó una amiga que iba a dar una conferencia junto a dos expertos en gestión de personas. Expertos que hace tiempo que tuvieron tiempos mejores pero que siguen viviendo de glorias pasadas.

Empezaron con la cantinela habitual en los últimos tiempos. Los jóvenes profesionales no quieren trabajar. Tenemos que ofrecerles otras cosas o nos va a tocar currar a nosotros. Ya no basta con engañarles con el salario.

Como esos perritos cutres que antiguamente se ponían en la parte de atrás de los coches, todos asentían moviendo la cabeza arriba y abajo.

Yo no conseguía imaginarme como podían haber llegado a ese grado de estupidez y de desconexión con el mundo real. No es que no baste con el salario, es que con los sueldos que ofrecen y la seguridad (o más bien inseguridad) que prometen lo suicida es escucharles siquiera.

Pero eso no fue lo más grave. Lo peor fue cuando empezaron a explicar sus fórmulas geniales para solucionar esos problemas. Pensé que definitivamente estaban perdidos. Empezaron a desvariar con nuevos modelos de gestión. Gestión por Valores, Gestión por Confianza, Gestión por Conciencia, Gestión por Amor… ¡Madre de Dios! ¡Cuanta tontería concentrada en un powerpoint!

El Titanic se hunde y estos tíos (y tías) siguen tocando el violín. No se enteran de nada.

Todo es mucho más sencillo que las historias que cuentan y que parece que se creen. Se han olvidado de que cuando un modelo se vuelve demasiado complicado es que hay algo que falla. Trataré de resumir su mentalidad para que entendais lo que pasa por la cabeza de estas pobres gentes.


Cuando un profesional quiere ganar más dinero es malo porque dicen que ha perdido los valores.
Cuando una empresa quiere ganar más dinero es bueno porque aumenta su valor en bolsa.

Cuando un profesional se despide es malo porque es un desagradecido.
Cuando una empresa despide a mucha gente es bueno porque lo agradecen los accionistas.

Los que trabajan dicen que el trabajo es un castigo divino.
Los que mandan dicen que el trabajo es sagrado y que hay que santificarlo.

Los que trabajan dicen que vida solo hay una y el trabajo es un medio para disfrutarla.
Los que mandan dicen que hay que disfrutar en el trabajo porque es lo más importante de la vida.

Lo siento, señores gestores de personas, pero como no espabilen les quedan dos telediarios. Y de nada sirve que se cuenten sus penas en actos como el que describo.

Al menos mi amiga si dijo cosas interesantes y útiles. Quizás por eso no la dieron tanta importancia.





Compartir esta publicacion