Imágenes Veraniegas: La luna, Octavio y los contrarios

Cuando tienes un hijo vuelves a sentir cosas que viviste hace mucho y que se han perdido en alguna conexión neuronal. Uno de estos días mi hija sacó de mi memoria una de esas historias sencillas pero emocionantes.

¿Os acordáis de esa sensación que os producía ver como la luna y las estrellas parecía que os acompañaban cuando viajabais de noche? Podía parecer un truco de los padres para que os callaseis de una vez en el atasco de regreso de vacaciones. Ese tipo de cuestiones quizás me hicieron preguntarme algunas cosas que me llevaron a aficionarme por la ciencia y luego a otras cosas.

En la blogosfera tengo muchos buenos amigos estrella-luna. De esos que parece que siempre te siguen y sabes que están a tu lado aunque no los veas. Uno de ellos es Octavio. Él fue la primera persona que, para mí, pasó del mundo virtual al mundo real, fue la primera persona que comentó uno de mis posts pero sobre todo es un Pepito Grillo, un Ángel de la Guarda al que reconozco que no siempre hago caso.

Tengo tendencia a radicalizar mis opiniones y quizás por ello, a equivocarme con frecuencia («I am only human, born to make mistakes«. The human league). Cuando eso ocurre, ahí está Octavio para hacer su crítica constructiva como profesional y amigo. Por lo general, las ocasiones en las que El Maestro me da más caña son aquellas en las que soy demasiado crítico o negativo con algún asunto.

Sin embargo, por tozudez, insensatez o una mezcla de ambas, he seguido cometiendo ese tipo de errores. He seguido enviando mensajes a la contra, situándome al otro lado de…

Y curiosamente está produciendo resultados.

Cualquiera que me lea puede comprobar que siempre he tenido unos cuantos objetos y sujetos a los que he atacado con saña. La lógica del marketing y de las relaciones públicas dice que no hay que lanzar mensajes negativos, pero yo he seguido erre que erre. Y sin darme cuenta, veo que no solo no me ha perjudicado sino todo lo contrario. Os lo cuento porque siempre me gusta poner mis experiencias a disposición de otros. Creo que tener un contrincante produce los siguientes efectos:

Riesgo: Cuando militas contra algo, te creas enemigos. No creo que nadie quiera enfrentarse a otros, pero parece algo inevitable cuando desarrollas algo interesante. Creo que cuanto más fuerte es el contrario, más rendimiento puedes obtener, y también tienes más que perder. En mi caso, he criticado de todas las formas posibles a los responsables de gestión de personas y sus métodos. Posiblemente eso me haga muy difícil volver a ser un empleado o a pasar por un proceso de selección pero creo que estoy consiguiendo respeto (¿compasión?) de mucha gente (típico comentario de «que huevos tienes al decir eso…»).

Posicionamiento: Todas las grandes marcas, comerciales o personales, tienen un contrincante. Tu fuerza será percibida en función del contrario. A base de prueba y error, he comprobado con asombro que es más rentable ponerse «en contra de» que «al lado de». El primero suele ser percibido como líder mientras que el segundo es considerado como un seguidor-imitador. Sin embargo, cuando muchos se pasan al bando de «en contra de», es el momento de reposicionarse.


Es cierto que llevado al extremo puedes salir muy perjudicado y eso ha generado muchas grandes Marcas Personales en la historia: Jesucristo, Gandhi, Mandela, Risto Mejide,… Todos ellos han llegado a ser lo que son al llevar sus ideas al límite y enfrentarse al poder establecido.

Si consigues convencer a tus seguidores de que «el otro» tiene la culpa de todos los males, tendrás gran parte del camino hecho. PP-PSOE, Barcelona-Madrid, Pastilla Roja-Pastilla Azúl, EEUU-URSS, Coca-Pepsi, Bush-Sadam, Gates-Jobs, Mozart-Salieri,…
Vivimos en un mundo de opuestos, blanco/negro, bien/mal, yin/yang. Si existe algo, debe haber un contrario, por lo tanto podemos utilizar esa regla para posicionarnos.

Si se dibuja una casilla, inmediatamente aparece la contraria. Tú debes elegir donde pones la cruz. Creo que esta estrategia es útil en casi todos los ámbitos de la vida. Por eso no siempre estoy de acuerdo con Octavio. O seguramente es que lo he entendido mal.

Beneficio: En este blog y en numerosos artículos he puesto a parir a los Topten-gurusitos y a los expertos en gestión de personas. ¿Cuál ha sido el resultado? ¿Aislamiento? ¿Rechazo? En parte. Pero también he conseguido posicionarme como el experto en Personal Branding frente a Employer Branding y a otro tipo de conceptos consultoril-empresariales. De repente soy alguien a tener en cuenta, aunque vosotros, que sois de la familia, sabéis realmente quién soy y los medios de que dispongo. Pero no se lo digáis a nadie.

Este fin de semana aparece un debate entre Alfonso Jiménez y yo mismo en la Gaceta de los Negocios sobre la Marca Personal frente a la Marca del Empleador que espero colgar esta semana, en cuanto tenga el pdf.

Pienso que cuando crees en algo (idea, producto, servicio, proyecto,…) y lo defiendes con la fuerza, persistencia y consistencia suficiente, siempre vas a tener un resultado. Siempre va a haber gente que te siga. Aunque sea en contra de algo o alguien. O precisamente por eso.

Madre no hay más que una: Se podría considerar que mi madre es mi contrincante más fuerte. Y cuando digo fuerte, digo fuerte de verdad. Eso si, cuando aparece algo sobre mi trabajo en algún medio, obtengo una vida extra. Eso me da tres o cuatro días de tranquilidad en los que ella deja de decirme que busque «un trabajo de verdad». Si aparece una foto mía se suma un día más, especialmente si estoy bien peinado y con corbata. Si no aparece mi segundo apellido (el suyo) hay que restar dos. Si, como suele ser habitual, lo que aparece en prensa refleja mis opiniones antisistema también participa mi padre, se echa las manos a la cabeza y me pide que no diga esas cosas (pero con una sonrisa de complicidad).

Y ahora me voy a ver si Octavio, mi heredera y la luna siguen a mi lado y a comprar otro ejemplar de La Gaceta para la colección de mi madre





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