Seriedad, estilo, emociones y paella.

Hace un par de días me decía Toni que creía que el banner de «la guerra» no transmitía mucha seriedad y que podía devaluar el concepto de Marca Personal.

Sin embargo, creo que se equivoca y voy a dar mis razones. Siempre desde el punto de vista de la Marca Personal.

En cualquier producto, servicio o persona hay una parte objetiva y otra intangible. Hay una serie de características que lo convierten en algo útil y otras que generan un vínculo emocional.

Actualmente se supone que cualquier producto, servicio o profesional cumple con su función. Es competente. Se supone que tiene unas características, especificaciones o titulación necesaria para hacer su trabajo. Como digo tantas veces, en ese sentido vivimos en un mundo de «commodities».

Lo que empieza a diferenciarnos es lo que denominamos estilo. Es la forma en que hacemos las cosas. Suele estar asociado a conceptos emocionales: encantador, borde, frío, honesto, divertido,…
Podemos estar hablando de productos, servicios o personas equivalentes a nivel técnico, pero pueden ser radicalmente opuestas en cuanto a percepciones.

Un ejemplo, la paella. En principio los ingredientes de un Arroz a Banda son conocidos y no forman parte de una receta secreta que solo conocen unos elegidos. Sin embargo, ¿a que no sabe igual una paella de franquicia que otra cocinada en el campo entre amigos?

Los ingredientes son iguales, pero el estilo, el resultado emocional es diferente.

Eso lo saben muy bien los guionistas de cine y TV. ¿Cuantas series de médicos hay actualmente en la tele? Sin embargo, cada protagonista tiene un estilo diferente. House puede ser un médico muy competente, pero su estilo es muy peculiar. Y eso ocurre con las películas de policías, de superhéroes o de dibujos animados.


Pues bien, cualquiera de nosotros puede sobresalir, destacar o diferenciarse descubriendo y gestionando su propio estilo.

Eso no significa que tengas que gustar a todos sino solo a aquellos que te interesan.

El que estés hablando de algo serio y profundo no significa que tengas que ir con pajarita y con cara de sabio despistado. Es más, creo que eso es lo fácil. Lo complicado es hablar de las tendencias laborales utilizando a Yoda o a Mr. Potato como ejemplos y metáforas.

El que guste o no guste el banner es un filtro. Un punto de corte entre «los míos» y los demás. Quienes no comprendan que el granjero Skywalker es una metáfora de persona encadenada a un destino o un oficio que no le apasiona es que no ha entendido nada. Han Solo es un Agente Libre y los frikis de la cantina destacan por su aspecto, por su imagen pero no son relevantes.

En este país nuestro tenemos la costumbre de relacionar fondo y forma. Continente y contenido. Y eso convierte cualquier tema interesante en algo aburridísimo.
¿Os habéis dado cuenta de que un documental español sobre un tema interesante se convierte en un peñazo infumable?
Sin embargo, ¿No os parece que otro reportaje norteamericano sobre el tema más oscuro se convierte en algo apasionante?

Lo que importa no es lo que dicen sino como lo dicen. Posiblemente se acusará a los anglosajones de poco serios, infantiles y frívolos. Pero al final consiguen que aprendas de una forma entretenida. Mientras que los sesudos ibéricos lo unico que logran es que eches una cabezada.

Me quito el sombrero ante quienes consiguen hacer cercano lo dificil.

Pues eso, que lo cortés no quita lo valiente. Que la letra no siempre con sangre entra. Y que hay más chicha en una peli de Woody Allen que en un peñazo de Ingmar Bergman (¡hereje! ¡analfabeto! ¡A la hoguera!).





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