Imágenes veraniegas: Ni imitación ni ultradiferenciación

Este mes, Tochismochis se ha dedicado a ponernos los dientes largos con su viaje a Japón. En uno de sus comentarios habla de ese fenómeno que empuja a los adolescentes nipones a diferenciarse a toda costa. Se trata de llamar la atención, de ser estrafalario, distinto. No voy a hacer sociología barata pero me temo que es una reacción a muchas décadas (¿siglos?) de homogeneidad. El grupo por encima del individuo. La empresa sobre las personas. El emperador es dios y los demás están muy abajo. Oculta tus sentimientos. No destaques.

Como un efecto pendular, se produce la reacción contraria. Sin embargo, ese tipo de diferenciación no es una Marca Personal. Solo se trata de un «envase» personal. Si solo se trata de disfrazarse, en realidad lo que permanece, lo que se recuerda es una imagen, no unos valores, un ejemplo a seguir.
La imagen, el logo, son solo elementos que forman parte de la marca pero son solo una parte y no la más importante. Especialmente si hablamos de personas.

Mientras tanto, mucho más cerca, en nuestro querido país, me encuentro con la situación contraria. La imitación, el sucedaneo, el tratar de subirse al carro de las marcas consolidadas.
Aquí teneis un ejemplo tomado en Alicante hace unos días. Se trata de una imitación de una cadena de tiendas de ropa, decoración y «tontás» muy frecuentadas por el «pijerío» y que conozco al menos en Madrid. Conocía ejemplos con bebidas alcohólicas (ginebra Lirios) y se de lo que hablo porque yo mismo he sido un «copión» cuando me dedicaba a desarrollar productos con marca de distribución (marca blanca, marca propia).


Pero francamente, creo que hay terminos medios. Ni la imagen extravagante y sin contenido de los adolescentes japoneses ni la mimetización parásita del ejemplo que os pongo.
Desgraciadamente, a muchas personas les pasa lo mismo, prefieren dejar de ser ellas, lo que implica un esfuerzo, para subirse al carro de lo existente. Llámalo partido político, llámalo tribu urbana, llámalo secta, llámalo corporativismo profesional. El caso es que es mejor hacer lo que parece que funciona y no pensar o crear algo por tí mismo.

La imitación es una mala estrategia para una marca, personal o de otro tipo. Solo es buena si tienes mentalidad de segundón, de perdedor o de listillo (dificil de mantener en un mundo global)

Pero también es cierto que el mismo día que hice la foto de los «copiones» vi esta pequeña joya de la creatividad hispana.





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