Mis errores favoritos.

Aunque no se si este tipo de ejercicios de confesión profesional es muy «marketiniano», la verdad es que me la suda. Si puede ser útil para alguien me sentiré satisfecho. Se aprende de los errores y si son de los demás, pues mejor.
En estos días de balance he hecho un repaso de las principales meteduras de pata que he cometido durante estos meses.

1. Target incorrecto: En mi obsesión por intentar convertir el trabajo en algo realmente motivador, pensé que las empresas serían el nicho natural. Ese ha sido mi mayor error. Una y otra vez he tenido que oir que los directivos (las directivas, menos) no aceptan un concepto que desarrolle y haga pensar a los «empleados». El nicho natural son los individuos, los profesionales, las personas, NO las empresas. Sería más cómodo pensar que son estas últimas las que me van a dar de comer, pero la realidad lo desmiente.

2. Perfeccionismo: Cuando se desarrolla un concepto innovador en un sector que desconoces, siempre piensas que hay algo que se te escapa. El mecanismo mental de defensa es pensar que el modelo siempre es mejorable. Sin embargo, esta forma de pensar te hace entrar en un bucle sin fin del que es dificil de salir. Yo lo he conseguido cuando me he visto obligado (o me han empujado) a llevar la teoría al mundo real. ¿Y sabeis una cosa? Que funciona. ¿Es perfeccionable? Si, pero solo lo sabes cuando lo pones en práctica.

3. Hombre orquesta: Cuando tienes recursos escasos (muy escasos) te las apañas para intentar hacerlo todo (web, venta, formación, desarrollo, familia, descanso,…), sin embargo, pronto te das cuenta de que cuando las cosas empiezan a arrancar es imposible llegar a todo. La imagen que mejor lo representa es la del artista circense (normalmente chino) que mantiene los platos en el aire.

4. La navaja de Occam: «En igualdad de condiciones la solución más sencilla es probablemente la correcta«. Debido a la sencillez del concepto, me he enfrentado con «expertos» que me aconsejaban complicarlo un poco, utilizar más terminos en inglés o trufarlo con un lenguaje más «gurusista». ¡¡Piensan que el sentído común no vende!! ¿Es que nadie se da cuenta de que las cosas son más sencillas de lo que nos pensamos? Este es un error (¿?) que no pienso corregir.

5. Internet: Aunque la red ha sido un medio excelente para dar a conocer la idea, es solo un complemento de las relaciones en el mundo real. Necesario pero no suficiente. Como decía hace unos meses, más vale una buena cena con las personas apropiadas que 30.000 páginas vistas.


6. Inmovilismo: El concepto capta rápidamente la atención. Las personas se sienten identificadas con la idea. La frase de Gary Hamel, «Crea una causa, no un negocio«, es lo más cercano a este proyecto. Sin embargo, me he encontrado con que la mayoría de gente está más acomodada de lo que pensaba. Quizás es miedo. Quizás sea lastre (hipoteca, hijos). El Personal Branding es una herramienta, no es Lourdes. Si no vas al gimnasio y haces el esfuerzo, esa barriguita cervecera no se va a ir sola. Entiendo que si estás comodamente en tu despacho-cubículo no te apetece pensar demasiado. ¡Allá tú! El verano llega pronto y esos michelines no tienen buena pinta.

7. Falta de confianza: Hay que reconocerlo, cuando estás tan solo, hay momentos en los que piensas que no vas a ser capaz, que no merece la pena seguir luchando. La vacuna es, un plan y un objetivo claro. Este es uno de los errores más peligrosos porque solo lo puedes solucionar tú.

8. Síndrome de T.P. (TelePredicador o Tom Peters): Cuando te enamoras de tu idea, llegas a pensar que los demás van a aceptarla solo por oirla cuando la cuentas con entusiasmo. Desgraciadamente los demás tienen otros puntos de vista y tus neuras les pueden hacer gracia durante un rato, pero enseguida empiezan a ajustarse el reloj, a mirar a todos los lados o a mover nerviosamente los piés.

9. Efecto Club de la Comedia: Una versión del anterior error es pensar que porque la gente asiente con una sonrisa («es verdad, lo que dice este tío es cierto») cuando les hablas de tu idea, van a dejarlo todo y a seguirte. Tremendo error. Al acabar el espectáculo, ellos se van a casa y tu te quedas sobre el escenario con cara de payaso.

10. ………………………………… (Este espacio es para el que se te ocurra y no haya puesto).


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