Lecciones Aprendidas III: Nadie regala nada

Esta lección es un poco amarga sobre todo para aquellos que como yo, hemos crecido en una cultura en la que te enseñan que hay que ser generoso, en la que el dinero es algo sucio y de lo que no se debe hablar.

Durante estos meses de trabajo he sufrido algo así como la perdida de la inocencia empresarial. Siempre había pensado que las relaciones entre empresas se basaban en frios intercambios económico-comerciales pero que al bajar al nivel humano, las cosas cambiaban y era posible establecer relaciones desinteresadas.

Me equivoqué. Todo el mundo busca algo. Incluso quienes dicen que no esperan nada. En realidad, estos últimos son los que antes te pasan factura.

Cuando alguien te dedica su tiempo, es porque antes o después espera sacar beneficio de ello. Desde el adolescente que va a ligar, hasta el comercial que te asesora o el voluntario de la ONG. Ya no veo esto como algo negativo, sino como algo que forma parte de la vida. Y ahora entiendo que es justo que sea así. Aunque haya sido una lección dificil.

Al principio de mi proyecto pensaba que era posible ser generoso y ofrecer tus productos o servicios gratis, simplemente porque al mismo tiempo que te das a conocer, puedes sentirte útil e intentar crear un mundo mejor. Pues bien, en esta frase está el sentido de este comentario. Incluso cuando regalas algo, estás esperando un beneficio, el «placer de sentirte útil y crear un mundo mejor», en este caso.

El problema es que los demás casi nunca lo ven así y piensan que estás ocultando algo. Y lo más grave es que cuando lo explicas no te creen. No les cabe en la cabeza que alguien piense así. Es más, si no pones un precio a tu trabajo o a tu esfuerzo, eres visto con sospecha. Parece que tratas de engañarles. Se cree el ladrón…

Sin embargo, todo el mundo espera un rendimiento a su esfuerzo, desde ZP a Benedicto XVI.

Si alguien te da algo (tiempo, dinero, cariño, paciencia,…), puedes estar seguro de que espera algo a cambio (tiempo, dinero, cariño, paciencia, El Paraiso, 100.000 votos más). Y no tardarás mucho en saberlo.

He aprendido que lo importante es crear algo así como una cuenta bancaria con cada una de tus relaciones. Se pueden realizar movimientos. Un día sacas y otro ingresas, pero no permitas que tu cuenta se quede en números rojos ni ingreses tanto que luego no puedas recuperarlo. Aunque esto último en mi opinión es menos grave (mi educación sigue pesando mucho). Personalmente prefiero perder algo a que me saquen los colores por una deuda no pagada.


Si necesitas algo de alguien (hipoteca material o inmaterial) y crees que no vas a ser capaz de compensarle, es mejor que busques otras alternativas o puedes perder hasta la camisa, metafóricamente hablando. O un amigo, realmente hablando. Quizás sea mejor esperar un poco.
Es mejor estar con la cuenta en números negros que esperar al día en que tengas que pagar un crédito (moral o material) y no tengas fondos. Eso se aplica al networking, a la gestión empresarial o las relaciones sentimentales.

Una Marca Personal debe tener muy claro que es lo que ofrece y que es lo que los demás están dispuestos a pagar por ella. De lo contrario será «como la falsa monea que de mano en mano va y ninguno se la quea«.

He aprendido que al establecer algo parecido a una relación comercial, es mejor dejar muy, pero que muy claro que es lo que espera cada parte. Porque antes o después la relación puede deteriorarse y te puedes encontrar con que «el otro» pone un precio a sus servicios prestados que ya no podrás discutir.

La contrapartida a todo lo anterior, es que todo el mundo necesita algo. Si sabes leer entre lineas y tienes un poco de olfato, puedes proporcionarselo.
Eso si, recuerda que nadie regala nada. Lo que no significa que la transacción sea siempre económica.

Las necesidades humanas parecen interminables y cualquiera de nosotros tiene recursos y capacidad para cubrir muchas de ellas. Solo hay que tener los ojos abiertos y abrirselos a los demás. Quizás puedes llegar a vivir de ello.

No hay más que pensar en los «trepas», que simplemente han sabido detectar una necesidad y aprovecharla. Conocen perfectamente lo que sus jefes-clientes están esperando y se lo proporcionan. Puede ser un comentario oportuno, una carcajada a tiempo, la disposición permanente a los caprichos del superior…





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