La marca como metáfora

A veces recibo algunos mensajes o me hacen algunos comentarios que me hacen dudar de la utilización de la metáfora del marketing personal y del concepto de marca propia para ilustrar las posibilidades del desarrollo del ser humano. Sin embargo, creo que ambos términos ilustran a la perfección todo lo que significa ser uno mismo y como relacionarse con los demás.
Voy a dar algunos ejemplos.

Creo que si hay una herramienta típica del marketing es el Análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades). Este método obliga a los responsables de marketing a hacer una revisión profunda de la situación de un producto o servicio. ¿No debería aplicarse también a las personas? Creo que es obligado sentarse cada cierto tiempo a revisarnos a nosotros mismos. Recuerdo una situación complicada en una de las empresas en la que trabajé. La gente, bastante desmotivada tras muchos años de formar parte de esa compañía, se había estancado. Habían llegado a autoconvencerse de que solo sabían hacer lo que decía su descripción del puesto de trabajo. Sin embargo, al empezar a moverse y hacer entrevistas, tuvieron que hacer una revisión de su historial profesional y personal. Muchos de ellos descubrieron (más bien desempolvaron) muchos aspectos que tenían olvidados pero que les convertía en profesionales muy válidos.
Este es el tipo de análisis que todos debemos hacer con cierta frecuencia. Por eso creo que, como ejercicio, es muy sano estar en el mercado y participar en procesos de selección, aunque solo sea para obligarte a redescubrirte continuamente.

Otro aspecto del marketing y la marca, que no por conocido es menos fundamental, es la importancia de los aspectos emocionales de los productos. Creo que debe explicarse en la primera o en la segunda clase de un curso de marketing el que la gente compra y elige con el corazón tanto o más que con la cabeza. Pero ¿porqué parece que solo se puede aplicar a los productos? ¿No es más lógico que esas conexiones traten de establecerse sobre todo entre las personas? Pues entonces, ¿Porqué no hacerlo siendo conscientes de como actuamos?
¿Manipulación? No lo creo. Todos tratamos de influir de un modo u otro a los demás y en todo momento. En este caso se trata de hacerlo conscientemente y sabiendo que no vas a conseguir nada si no aportas algo a tu interlocutor.


Para terminar. Mucha gente se engancha a este concepto porque lo ven como una forma de dar un giro a sus vidas. A primera vista parece que no existe ninguna relación entre el marketing y la falta de sentido vital o el aburrimiento existencial, sin embargo, la relación es completa.
A veces sientes que ya no tienes nada más que hacer, que tu vida no tiene sentido y levantarte cada mañana supone un esfuerzo inutil. Pues bien, el utilizar las herramientas que proporciona el marketing y el desarrollo de marca pueden devolverte el sentido que necesitas y darte energía para poner en marcha proyectos que pensabas que nunca podrían salir adelante.

La clave del «Personal Branding» no está en «comerse el coco» con Gurús de filosofías de Nueva Era, en Psicoterapeutas que te hacen contarles tu vida durante meses o en «expertos en RRHH» que te hacen rellenar cuestionarios con baterías infinitas de preguntas que pretenden encasillarte. La creación de una marca propia es un trabajo absolutamente personal y con unas herramientas comprensibles y de puro sentido común.
En definitiva, el «Personal Branding» explica el «COMO» y deja los pájaros y flores a los demás.





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