Tom Peters. El padre de todo esto.

INTRODUCCIÓN A 50 CLAVES PARA HACER DE USTED UNA MARCA (ED. DEUSTO)

En el pasado se podía tener seguridad manteniéndose en la oscuridad. Hoy es más difícil.

Michael Goldhaber, Wired

No te pongas en un compromiso, cariño. Tú eres lo único que tienes.

Janis Joplin

Hace unos dos años me di cuenta de que ya no era una persona, sino una marca.

Martha Stewart

1954. Título universitario. (Los afortunados). Después, a trabajar en GE. O en GM. O en AT&T.; (El programa de progresión profesional rápida para directivos de la división de Larga Distancia de AT&T; casi me atrapa en 1964; en ese momento Lyndon Johnson inició una guerrita y yo me fui voluntario). No hagas olas. No te metas en líos. Responde a la pregunta «¿A qué te dedicas?» con un orgulloso «J.C. Penney» o «AT&T;». (El nombre de tu empresa = tu identidad… como s-e-r h-u-m-a-n-o). Pasan los años. Tus hijos van a la universidad. Ya están casados. 55 años. Los nietos. 65 años. Se acabó. Fiesta de jubilación con lagrimitas. Cuarenta y dos años de buenos «servicios». Un buen ciudadano de la empresa. Pensión a fin de mes. Retirado al apartamento en copropiedad de la costa de Florida.

Así eran las cosas en el período de la posguerra. Hasta 1975. Entonces llegó la competencia extranjera. (Al principio en el acero y los automóviles). (Fin de la hegemonía estadounidense). Y el ordenador pasó finalmente a servir para algo más que para automatizar la contabilidad de clientes.

Y después… se armó la de Troya. ¿Cuándo cree usted? ¿Hacia 1985? La competencia extranjera se convirtió en mundialización con todas las de la ley. La «informatización» se apoderó de todas las mesas de trabajo… y llegaron los sistemas interconectados. Y… ¡bienvenido, don Intercambio Electrónico de Datos! («Sólo aceptamos facturas electrónicas» dicen en Wal Mart). Y después…

La Web

La carta de despido, que antes era cosa de los astilleros y los altos hornos, le llegó a nuestro vecino, que llevaba 27 años trabajando en IBM y ganaba 100.000 dólares. (En el preciso momento en que Maggie, su hija mayor, hacía las maletas para Middlebury…. cuyas tasas académicas costaban un pastón).


O sea, que la cosa se hizo personal. Al Dunlap «el exterminador». Y Robert Allen, tan majo él, de AT&T….; que despidió a más gente que Dunlap. Y la «reingeniería» del «Dr.» Michael Hammer. (Eufemísticamente llamada «optimización de plantillas». ¡NO es raro que nos regocije tanto el crudo humor de Dilbert!).

Dunlap es un burro. «Optimización de plantillas» es una expresión abominable. Pero eso no va a hacer que el reloj vaya hacia atrás. La realidad es que la Revolución de los Trabajadores de Oficina… está…. por fin…. llamando a la puerta. Y el genio no va a volver a meterse en la lámpara. En realidad, el genio -los sistemas ERP (Planificación de Recursos de la Empresa), la Web, etc.- sólo está entrenándose para el Gran Acontecimiento.

Sí…. la Revolución de los Trabajadores de Oficina ha comenzado definitivamente. Sí, creo que más del 90% de los empleos de oficina van a desaparecer o se van a renovar de tal modo que será imposible reconocerlos. De aquí a 10 o 15 años.

Pero… ¿sabe una cosa?

A mí me parece mejor que bien. Creo que es (potencialmente) una revolución liberadora a más no poder.

NO QUIERO ATRAVESAR LA MISMA PUERTA PARA TRABAJAR, DE LUNES A VIERNES, DURANTE 41 AÑOS, COMO HIZO MI PADRE. CREO QUE SU VIDA LABORAL FUE UN HORROR. (LO SIENTO, PAPÁ).

Valgo lo que mi último-próximo trabajo. (Punto). (Igual que un pintor de brocha gorda. Igual que Harrison Ford). Si no mejoro…. estoy acabado. (Profesionalmente). Y eso me gusta. Creo que es la quintaesencia del espíritu americano. Puede que don Burgués Adocenado no lo en tienda. Puede que Dilbert me llame don Gafas de Color de Rosa. Sin embargo, Benjamin Franklin, nuestro primer «gurú de la mejora personal», lo entendería. Y, Dios lo sabe, también lo haría Mr. Jefferson de Monticello.

Dato sorprendente: la nueva economía, basada en el cerebro, es en realidad la Vieja Economía. Nos pide, al estilo de Davy Crockett, que nos las ingeniemos. Que improvisemos. («Estamos en un tumulto en el que no hay reglas»; así es como el jefe de Xerox, Paul Allaire, define nuestra Nueva Economía).

Usted decide. ¿Revolución liberadora o aterradora? Bueno, si usted está en sus cabales, dirá que «las dos cosas». Da miedo. Todas las cosas que merecen la pena lo dan, ¿o no? Y… a mí me parece…

Increíblemente Genial.

Repetimos la respuesta: Un Transplante de Actitud. Es decir, comience a pensar y actuar como Contratista Indepen diente. Aunque en sus planes para el futuro previsible esté el de seguir en plantilla. Un Contratista Independiente es auto- suficiente. Depende de su capacidad… y de su perfeccionamiento constante. Un Contratista Independiente «sólo» cuenta…. a la hora de la verdad…. con su Historial: sus Proyectos.

Para mí, este Contratista-en-Espíritu es una «entidad» de talante independiente, tal vez una «marca». Más concretamente, «Marca Usted». Una marca es un eslogan taquigráfico. Promete algo. Algo fiable. («La pausa que refresca»). Algo grande. («Hazlo»)


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