Burócratas privados.

Estamos atravesando una ola de frío. Miles de coches han quedado bloqueados por la nieve por la imprevisión o la tacañería de los gestores de esas grandes compañías que gestionan las autopistas. Durante horas los conductores y sus familias han estado pasando frío en lugar de llegar a su destino lógico en estas fechas. Pero si es grave la imprevisión, más difícil de entender es su comportamiento recaudador. Todos han tenido que pagar su peaje. Desconozco si ha sido una decisión de los directivos de esas compañías o simplemente un exceso de celo por parte de los empleados.

Pero hay algo que subyace detrás de todo esto y es que nadie ha pensado en el usuario. Ya se que es lo habitual en nuestro país, pero eso es lo grave del asunto. Nos echamos las manos a la cabeza cuando llegan de fuera con costes más bajos y mejor servicio y los consumidores eligen en masa al nuevo competidor.


En España estamos acostumbrados a obedecer, a seguir el manual, a «hacer lo que me mandan». Que las decisiones las tomen otros. Ese es nuestro problema, se castiga la iniciativa, la toma de decisiones y no digo nada de los errores.

Si un empleado de base de estas autopistas hubiese tomado la decisión de abrir las barreras en los peajes, hubiese sido crucificado al día siguiente.





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